Rachmaninoff 3 - Prokofiev 2
But after more than a century, pianist Josu de Solaun, backed by the Orquesta Sinfonica de Castilla y Leon, conducted by Isobel Rubio, bring a brightness and power to Rach 3 that is quite thrilling. While there is no loss to the romantic nature of this work, there is less of the “romantic” sweetness that some performers display. This is an “iron hand in this velvet glove!” There’s a lot going on here, and de Solaun’s excellent liner notes tell us why.
Also remarkable is Prokofiev’s Piano Concerto #2. It’s technically difficult, and full of Prokofiev’s irony, sarcasm, and surprises. But again, I defer to Josu de Solaun’s excellent liner notes which you can read easily from the listing.
The bottom line? As with so many other works, I’ve collected and enjoyed multiple recording of these works, but these performances were surprising! And quite involving! I truly enjoyed this album. The recording quality is excellent.
Bil DoddNative DSD
read moreNous avons souvent écrit à quel point le pianiste espagnol Josu de Solaun est l’un des grands artistes de notre époque. Cette double affiche de chevaux de batailles des virtuoses en est un magistral témoignage.
Josu de Solaun attaque le “Rach3” avec une attention à la fluidité. Le tempo est assez rapide, et il se concentre sur la motricité de la musique. Les effets sont contrôlés et ne cherchent pas une virtuosité clinquante mais une intériorisation musicale qui se déploie dans une belle transparence des timbres et des couleurs. L'adéquation avec l’orchestre est parfaite et la cheffe Isabel Rubio dirige un superbe Orquesta Sinfónica de Castilla y León qui se plie à la vision du pianiste. Le mouvement lent “Intermezzo adagio” se déploie dans une large palette de nuances et de couleurs, habité par la vision du pianiste. Bien évidemment, le dernier mouvement est tellurique et galvanisant comme attendu avec un pianiste à la technique magistrale et au son à la belle amplitude.
Changement de ton avec la motorique acide du Concerto n°2 de Serge Prokofiev. Ici tout est moderne dans la mécanique métallique et implacable du XXe siècle futuriste et industriel. Le matériau musical est chauffé à blanc ! La partie soliste raconte une épopée mécanique, et l'orchestre piaffe, rale, exulte comme une fonderie en ébullition. La tension de cette lecture est magistrale, portée par un impact technique vertigineux du pianiste. L'adéquation est l’orchestre, superbement dirigé, est encore parfaite.
Un disque de très haut niveau, à la fois personnel dans l’approche et aboutit dans la réalisation. Si le "Rach3" est fabuleux, le Concerto n°2 de Pokofiev est une référence incontournable dans la discographie de la partition.
Pierre-Jean TribotCrescendo Magazine (Belgium)
read moreDescomunal exhibición de Josu de Solaun. El aguerrido productor discográfico de Ibs Classical, Francisco Moya, le preguntó a Josu De Solaun qué programa quería grabar con la Sinfónica de Castilla y León, a lo que el pianista respondió que el Tercero de Rachmaninov y el Segundo de Prokofiev.
“¡Tú estás loco!”, respondió y colgó el teléfono. Afortunadamente lo meditó y aceptó el reto.
Que Josu de Solaun es un pianista descomunal ya se sabe por sus conciertos y sus grabaciones, pero lo de esta grabación supera los límites de lo imaginable. Lo de la técnica del teclado del valenciano es algo de por sí impresionante y aquí tiene hora y cuarto de exigencia al máximo nivel, sólo alcanzable por muy pocos pianistas, ya que tanto Rachmaninov como Prokofiev escribieron sus conciertos como una especie de reto para el pianista, exprimiendo al máximo la agilidad y la precisión en pasajes endiablados de tiradas
de semicorcheas y fusas batidas a velocidad del aleteo de un colibrí, incansables tiradas
de arpegios, octavas dobladas entre ambas manos, saltos interválicos, cruces de manos… En fin, para salir corriendo nada
más abrir las partituras. Pero es que, además, Solaun sitúa sobre este derroche físico un fraseo incandescente, apasionado
al máximo en el primer tiempo de Rachmaninov, con riqueza de sforzandi y unas progresiones dinámicas que en el caso de Prokofiev dan lugar a crescendi espectaculares.
Y, por añadidura, orquesta y batuta parecen contagiarse del fuego expresivo del pianista. El sonido denso y dorado de la orquesta en la obra de Rachmaninov se trueca en ácido y saltarín en la de Prokofiev, de la mano cargada de electricidad de Isabel Rubio, que imprime
una acentuación enérgica y lleva con mano firme al conjunto por el oleaje de dinámicas cambiantes de Prokofiev.
Andrés Moreno MengíbarScherzo
read moreLos dos conciertos para piano que contiene el presente álbum son cumbres del repertorio pianístico del siglo XX; comparten complejidad creativa y exigencias técnicas de ejecución propias del virtuosismo más puro, tanto para el solista como para la orquesta y su dirección; ambos conciertos se distancian, sin embargo, en los universos referenciales que los inspiran, el pathos que los nutre e irradia ante nosotros: una mirada retrospectiva, elegiaca, trágica en el caso de Rajmáninov; burlesca e irónica, deliberadamente grotesca en Prokófiev. Solaun afirma que en el Concierto para piano núm. 2 (aclamado en su estreno por genial y, al mismo tiempo, abucheado con estruendo por detestable), Prokófiev ‘explora las profundidades del sarcasmo y lo grotesco, con momentos de una angustia casi existencial que se quiebra con pasajes de una ligereza hiriente’. Imposible descripción más reveladora.
Si bien Solaun es el primer pianista español en grabar el concierto de Prokófiev, el Concierto para piano núm. 3 de Rajmáninov, perteneciente a la selecta nómina de obras capaces de hacer inagotablemente dichosa a cada generación que la descubre, ha sido grabado antes por dos pianistas españoles: Rafael Orozco y Alicia de Larrocha; pero de eso hace ya medio siglo.
Acabando la década de los 80, cuando cuenta 17 años, Solaun descubre y se fascina con este concierto en una grabación de Vladimir Horowitz; lo estudia en Nueva York a los 21, bajo el magisterio de Nina Svetlanova (a su memoria, fallecida el pasado año, está dedicado este disco), y lo interpreta por primera vez, en Kyoto, a los 22. Desde entonces, cada vez que lo interpreta, siente acercarse más al misterio insondable de Rajmáninov, cuya música ‘parece contener en sí misma todo el dolor y toda la belleza del mundo’.
La brillante y resuelta lírica de Solaun encuentra un equilibrio incomparable en la enérgica dirección de Isabel Rubio al frente de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, conjunto del que extrae niveles de precisión, delicadeza y poder sonoro extraordinarios.
Alejandro Santini DupeyrónMelomano
read moreEn línea con el excelso virtuosismo mostrado en su anterior grabación titulada Totentanz, dedicada a obras de Strauss y Liszt, el pianista valenciano Josu de Solaun se ha adentrado en dos obras cumbre del arte concertante del siglo XX como son el Tercer Concierto Op. 30 de Rachmaninov y el Segundo Concierto Op. 16 de Prokofiev, enorme reto compartido con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León bajo la dirección de la emergente batuta de Isabel Rubio, a la que induce a una asunción de concepto, integrando novedosos planteamientos pianísticos a un discurso orquestal que se mantiene en línea con la tradición interpretativa de estas obras.
Haciendo referencia a los momentos significativos de este registro, hay que resaltar en el caso de Rachmaninov la ligereza del tempo adoptado en el Allegro inicial, implementado con un asombroso mecanismo desarrollado por el pianista que lleva a la orquesta a un desenfrenado discurso, que viene a serenarse en el subsiguiente pasaje de extático y añorante efecto, lo que se convierte en un primer contrastado destello entre los bloques temáticos de este movimiento.
La siguiente tensión viene después del regreso del tema principal con la aparición de la cadencia que Josu de Solaun lleva al límite de expresividad, situándola en un grado de aparente improvisación realmente sorprendente a la vez que admirable, lo que significa una sustancial aportación al entendimiento de este fragmento, sin perderse en momento alguno la característica voz pianística del autor.
Una fascinante fusión de veloz mecanismo y claridad de tono se adueña del segundo movimiento, resultando uno de los mejores momentos de este registro. Con la misma espectacularidad afronta el Finale: Alla breve, lo que favorece la acumulación de tensiones con las que plantea su discurso hasta llegar a su triunfal conclusión.
En relación al Concierto de Prokofiev hay que resaltar la soberbia versión de la cadencia del Andantino-Allegretto que ocupa el primer movimiento, conectándola con un pianismo de libérrima expansión que se hace merecedor de un detallado análisis sobre su comprensión y exposición por su efecto rupturista respecto de la tradición interpretativa. Su controlado y a la vez enloquecido discurso se enmarca en la genialidad de esos escasos músicos que llegan a adentrarse en la música de otros compositores a un nivel trascendente, en el que su belleza, entendida desde su sustancial objetividad, adquiere instantáneamente sentido y razón de ser al margen de gustos y experiencias adquiridas por parte del oyente, que llega a sentirse absolutamente sobrepasado por la genialidad de una conciencia que materializa lo que debe ser una verdadera recreación musical.
En el Scherzo, el pianista condensa su brevedad con claro y preciso sentido contrapuntístico. Éste y la orquesta adoptan esa sonoridad tenebrosa del tercer movimiento, llenándolo de sensitiva oscuridad. En el tempestivo último tiempo, ambos elementos concertantes contrastan sus angulares y espaciadas melodías, reflejando el característico lirismo del autor hasta llegar a la bravura que pide su cadencia, antes de la acentuación dada a su falso final y definitiva reformulación del tema.
Jose Antonio CantonRitmoDi essere un virtuoso di razza il quarantatreenne pianista spagnolo Josu de Solaun lo ha già dimostrato in una registrazione con le Davidsbündlertänze di Schumann e le raccolte Op. 117 e Op. 118 di Brahms (cfr. numero 339 di MUSICA), un virtuoso di capace di entrare in sintonia con la musica tra slanci appassionati e ripiegamenti nell’interiorità. Lo conferma con questo nuovo CD, dedicato a due concerti per pianoforte di grande impegno virtuosistico ed emotivo, in cui oltre a trovare una bella intesa con l’ottima Orquesta Sinfónica de Castilla y León, compagine compatta, precisa e reattiva, arriva a travolgere l’ascoltatore con un pianismo inquieto e di alta temperatura drammatica, sempre ben assecondato sul podio dalla bacchetta di Isabel Rubio. Bastano le prime battute del Terzo concerto di Rachmaninov per comprendere come Josu de Solaun vada molto oltre il fare bene tutte le note uscendo vittorioso dal confronto con l’intricata scrittura del compositore russo. Accanto all’impeto ritmico caratteristico di questo pianista avvertiamo una trasparenza timbrica fuori dal comune, sia da parte del solista che dell’orchestra, un’estrema variabilità del tactus (avviene lo stesso nel finale, dove i temi sono differenziati anche per lo stacco di tempo) e una notevole ricchezza di colori timbrici, ricchezza che nel secondo movimento sfocia in una morbida sensualità, accentuata dai vistosi rallentandi del solista.
Il pianista spagnolo si concentra sulla musica senza fare sfoggio del suo virtuosismo, che emerge a tratti in alcune improvvise accensioni, come nel finale del Terzo di Rachmaninov e nella poderosa cadenza del primo movimento del Secondo di Prokofiev, vere e proprie zampate sulla tastiera rivelatrici della sua appartenenza alla scuola russa (è stato allievo a New York di Nina Svetlanova). La scuola russa, però, è solo un punto di partenza per Josu de Solaun, il quale va ben oltre il cliché del pianista dalle dita di acciaio e dalle sonorità poderose, alla Denis Matsuev per intenderci, e mostra di avere una sua spiccata personalità, soprattutto in un Secondo concerto di Prokofiev da incorniciare: penso al carattere contenuto e intrigante del movimento di apertura, all’agilità del secondo movimento con la sua irrequietezza di toccata e all’impressionante tensione sonora e drammatica del finale, una vera e propria esplosione di virtuosismo, anche per quanto riguarda l’orchestra, passando per un terzo movimento cupo e grottesco come capita raramente di ascoltare.
Luca SegallaRevista MUSICA (Italy)Keine Spur von Pathos: Josu de Solaun und Isabel Rubio verordnen dem 3. Klavierkonzert des romantischen Komponisten Serge Rachmaninov eine Schlankheitskur mit durchgehender Legerezza. Es mag an Kraft nicht fehlen, aber De Solaun ist keiner, der drauf los haut, er genießt die emotionale Seite ebenso wie die technische mit ihren glitzernden oder besonderes kräftigen Klängen. Er kann auch sehr zart und soft spielen und die Wirkung ist dann ganz speziell, fast neblig mysteriös. Das ergibt, summa summarum, eine sehr persönliche, von Solist und Dirigentin kongenial und homogen konzipierte Interpretation, die den Hörer direkt anspricht.
Vom ukrainischen Komponisten Serge Prokofiev spielt de Solaun das 2. Klavierkonzert. Die Intelligenz dieses Pianisten, verbunden mit seinen außergewöhnlichen digitalen Mitteln und seiner enormen Suggestivkraft, wirkt auch in diesem Konzert wunderbar. Der Pianist versteht sich offensichtlich auch in diesem Werk hervorragend mit der Dirigentin, die der Partitur eine atemberaubende Ausdruckskraft abgewinnen kann. Josu de Solaun verbindet die wechselnden Stimmungen des Konzerts in eine kontinuierliche Kette von Dramatik und Ruhepausen, meist ekstatisch, immer brillant und musikalisch, nie zirzensisch.
Im Orchester bewundern wir die Qualität der Klangfarben, den klaren, prägnanten körnigen Klang, die außergewöhnlichen dynamischen Variationen, die innere Spannung und die Leidenschaft, die uns in einem musikalischen Fluss von größter Intensität mitreißen.
Remy FranckPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreAny listener who grew up with admiration for Vladimir Horowitz and Byron Janis, or Rachmaninoff’s own swift, energized way with his piano concertos, will be stunned and delighted to learn that these pianists are evoked and perhaps bested by a phenomenal new release from Valladolid, Spain, featuring Iberian performers largely unfamiliar to Fanfare readers. Josu de Solaun is the only Spanish pianist to have won both the José Iturbi (2006) and George Enescu (2014) international piano competitions. De Solaun has recorded the complete piano music of Enescu, and more recently he won the International Classical Music Awards for chamber music in 2021 and Best Soloist in 2023. Despite his awards, and the fact that he holds dual citizenship in the U.S., I would venture that he is largely unknown here.
Rachmaninoff’s Piano Concerto No. 3 is often performed in a leisurely tradition, where the first movement lasts about 18 minutes, but there exists a more volatile manner that has pleased record collectors since the monaural and early stereo days, where the young Horowitz and particularly Janis, who became a legend touring with this concerto and recorded it twice (with Charles Munch and Antal Doráti) take 15 minutes in displays of remarkable virtuosity and edge-of-the-seat tension. Both Janis recordings remain exciting, but the piano sound on those LPs does not begin to have the depth and solidity that one encounters with de Solaun at the same turbo tempos.
His richly miked piano sonority is perfect for a concerto, well integrated with the orchestra in an open acoustic, but close enough for every note to make its mark. De Solaun’s piano has a satisfying bass that can rival the orchestra’s lower strings and carry a phrase forward without thinning it out.
A pianist whose name I no longer recall was once asked why he took an unusually fast tempo in a certain piece. “Well, you see,” he replied, “it’s because I can.” There are, of course, works where a hell-bent approach can veer into autopilot virtuosity for its own sake, skating over and beyond comprehensibility, ignoring musicality. Happily, the Rachmaninoff Third doesn’t generally suffer when played at speed, any more than it did under the composer’s fingers, and it certainly doesn’t here. De Solaun has the remarkable ability to convey poetry while strafing the score like a WW II fighter ace, effortlessly changing direction and seeming to engage in a dog-fight with himself. It’s absolutely riveting, ranging from shocking runs and abrupt explosions to smooth uplift in mere seconds. The listener is left breathless. The first movement makes you sit bolt upright, but the Intermezzo and finale are equally fine, carried off at more typical tempos.
I don’t mean to ignore Prokofiev’s Piano Concerto No. 2, which is played with similar panache. This is also a fine version. Conductor Isabel Rubio and the symphony orchestra of Castilla y León produce a satisfying galumphing tread in the third movement Intermezzo, like a giant bestriding the city and crushing buildings with every footstep. This goblinesque movement manages to be crude and creepy at the same time, and I would argue that it has a lot to do with the concerto’s rise in popularity; the Prokofiev Third Piano Concerto’s lyricism has always been more apparent and hummable.
Compared with the Rachmaninoff, Prokofiev’s solo part in Concerto No. 2 offers less opportunity to dash ahead at high speed straining at the leash. The Scherzo swirls effectively at high speed to begin with, as does the finale, so de Solaun’s approach sounds less unusual than it does in the Rachmaninoff. His performance is replete with power and effortless “bigness.” That’s mostly where Prokofiev’s ability to shock comes into play, but the biggest shock for me is how exciting and fresh the Rachmaninoff Third sounds. Byron Janis, long gone, of course, but living in memory, now has a rival.
Steven KrugerFanfare Magazine (USA)
read more„Rachmaninow und Prokofjew eröffnen mit ihren Konzerten dem Pianisten zwei unterschiedliche Wege zum Gipfel der Kunst“, sagt Josu de Solaun über seine jüngste Aufnahme bei IBS Classical. „Das eine ist eine spirituelle, tiefgründige und tragische Reise, das andere ein makabrer Tanz zwischen Ironie und Verzweiflung.“ De Solaun, zweifacher Gewinner der International Classical Music Awards, hat sich für diese Aufnahme mit dem Orquesta Sinfónica de Castilla y León unter der Leitung von Isabel Rubio zusammengetan. Die Kombination aus technischem Können, poetischer Vision und interpretatorischer Aussage verspricht eine Erkundung zweier besonderer Klavierkonzerte, wie man sie nur selten hört: Sergej Rachmaninows drittes Klavierkonzert und Serge Prokofjews zweites Klavierkonzert.
Josu de Solaun, ein Pianist, Komponist und Dichter mit doppelter Staatsbürgerschaft (Spanien und USA), hat sich längst als visionärer Interpret etabliert. Seine Vielseitigkeit reicht von Solo-Improvisationen bis hin zur Publikation eigener Kompositionen. Mit dieser Aufnahme bestätigt er seinen Ruf als Pianist von nahezu grenzenloser Fantasie.
Das Orquesta Sinfónica de Castilla y León, eine der führenden Klangkörper Spaniens, genießt nicht nur durch seine Künstlerresidenzen, sondern auch durch seine klangliche Flexibilität und dynamische Präzision großes Ansehen. Die Dirigentin Isabel Rubio, eine aufstrebende Persönlichkeit in der spanischen Musiklandschaft, bringt als erfahrene Musikerin eine bemerkenswerte Balance aus Klarheit, Sensibilität und Ausdruckskraft mit.
Das dritte Klavierkonzert Rachmaninows gilt als eines der technisch und emotional anspruchsvollsten Werke seines Genres. De Solaun und Rubio nähern sich diesem Mount Everest der Klavierliteratur mit einer Interpretation, die gleichermaßen von Virtuosität wie Introspektion geprägt ist. Von den ersten Takten an beeindruckt de Solaun mit einem einfühlsamen Spiel, das die melancholische Eleganz der Eröffnung bestechend einfängt. Die tänzerischen Passagen werden mit einer Leichtigkeit gestaltet, ohne die innere Spannung zu verlieren. Rubio führt das Orchester mit einem Gespür für Transparenz, sodass die orchestralen Farben die lyrischen Linien des Klaviers subtil umrahmen. Im Adagio zeigt de Solaun seine feine Gabe für klangliche Nuancen. Sein Anschlag wirkt fast flüsternd, wenn er die introspektiven Passagen des Satzes erkundet. Rubio lässt das Orchester dabei zurückhaltend agieren und sorgt für einen fließenden Dialog zwischen Klavier und Orchester. Die emotionale Bandbreite des Satzes entfaltet sich hier in voller Intensität. Im furiosen Finale demonstriert de Solaun seine technische Brillanz und gleichzeitig eine bewundernswerte Klarheit im Spiel. Rubio führt das Orchester mit Präzision durch die komplexe Struktur des Satzes und bewahrt dabei die Energie bis zum triumphalen Schluss. De Solaun gestaltet dieses Werk mit großer Reife und einer feinen Balance zwischen emotionaler Wucht und technischer Leichtigkeit. Isabel Rubio am Pult erweist sich als ideale Partnerin, die das Orchester nie in den Vordergrund drängt, aber dennoch stets präsent ist. Besonders bemerkenswert ist die enge Verzahnung zwischen Solist und Dirigentin, die dieser Aufnahme eine seltene Homogenität verleiht.
Während Rachmaninows drittes Klavierkonzert von lyrischer Schönheit geprägt ist, konfrontiert Prokofjews Zweites den Hörer mit einem Werk voller Dunkelheit, Sarkasmus und musikalischer Radikalität. Die introspektive Melodie des Andantino entfaltet de Solaun mit subtiler Phrasierung, bevor der Satz in das wilde Allegretto übergeht. Hier offenbart sich seine Fähigkeit, explosive Virtuosität mit einem tiefen Sinn für Struktur zu vereinen. Isabel Rubio führt das Orchester durch die raschen Wechsel der Dynamik und verleiht der Musik eine greifbare Intensität. Das technisch atemberaubende Scherzo wird von de Solaun mit einer Präzision und Leichtigkeit gespielt, die förmlich den Atem raubt. Rubio hält das Orchester in einer pulsierenden, nahezu maschinellen Perfektion, ohne dabei die Ausdruckskraft zu opfern. Im dritten Satz demonstriert das Orchester seine außergewöhnliche klangliche Bandbreite. Die harschen Rhythmen und die düstere Grundstimmung entfalten sich unter Rubios Leitung mit schneidender Präzision. De Solaun bringt die groteske Ironie des Satzes mit beeindruckender Ausdruckskraft zur Geltung. Der stürmische Schluss des Konzerts wird von de Solaun mit einer unbändigen Energie vorgetragen. Rubio navigiert das Orchester mit Souveränität durch die dichte und oft chaotische Partitur und schafft eine packende musikalische Spannung bis zum letzten Takt. De Solaun gelingt es, die groteske Dramatik und die innere Zerrissenheit von Prokofjews Konzert in eine zusammenhängende, nahezu narrative Form zu bringen. Rubio und das Orquesta Sinfónica de Castilla y León setzen die musikalischen Kontraste mit einer Intensität um, die den Hörer in ihren Bann zieht.
Mit dieser Aufnahme gelingt Josu de Solaun eine außergewöhnliche Gegenüberstellung zweier klanglicher Welten: der lyrisch-melancholischen Tiefe Rachmaninows und der scharfkantigen Modernität Prokofjews. Isabel Rubio und das Orquesta Sinfónica de Castilla y León agieren als perfekte Partner, die den musikalischen Spannungsbogen in beiden Werken überzeugend gestalten. Diese CD ist nicht nur ein Beweis für de Solauns technische Brillanz, sondern auch für seine Fähigkeit, die Essenz dieser Konzerte in einer zutiefst persönlichen Interpretation einzufangen.
Dirk SchaußOnline Merker
read moreEl propio Josu de Solaun es un joven gigante. Joven por su edad y gigante por su brillante currículum y su potencia interpretativa al piano.
Formado en España. Alemania y USA con un brillante expediente ha recibido excelentes credenciales también del gobierno rumano por grabar la obra completa de George Enescu.
Interprete, compositor, improvisador, poeta. Un creador integral que ha recibido premios y menciones en Europa y América. Ahora formador de élite en España.
Derrocha una energía que comunica en este caso a la OSCyL, a pleno rendimiento en esta brillante grabación dirigida por la joven directora Isabel Rubio y que grabaron en un caluroso final de agosto de 2023 en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid.
La primera pieza es el Piano Concerto n 3 en Re menor op. 30, de Sergei Rachmaninov excelentemente interpretada y dirigida. Comunica el ambiente romántico de la pieza, desde los pasajes más contenidos a los más expresivos y exaltados, pieza muy interpretada y una muestra modélica de la música posromántica a la que se dedicó el autor y pianista ruso. Brillante Finale alla breve, maestría en el piano y precisión interpretativa en la Oscyl, algo que conocemos los aficionados de la región.
La segunda pieza, Piano Concerto n 2 en Sol menor op. 16 es cautivadora. A la maestría interpretativa antes aludida se une ahora una cercanía compositiva postserial y una intención dramática y escénica, como es gran parte de la obra de Prokofiev. Ves los pasos de danza, las intenciones interpretativas de actores, actrices y danzantes. Una joya de la música como toda la obra de este admirado autor ucranio-ruso que nos legó Pedro y El lobo, El amor de las tres naranjas y Alexander Nevski entre otras grandes obras
El gobierno soviético le permitió vivir en París y USA y casado con la cantante española Lina Codina vuelve a Rusia a componer, pero – ¿cómo no? – es acusado de hacer música formalista no muy del agrado de los burócratas culturales del PCUS.
Una obra magnífica, virtuosa, precisa, enérgica la que nos entrega Solaun en este CD con la OSCyL y la precisa dirección de Isabel Rubio. Fácilmente he escuchado doce veces esta pieza en poco más de un mes. Rubio es murciana con una edad de escándalo, treinta y tres años y un currículum de caerse de espaldas. Espero que con un futuro brillante.
Escuchar en directo estás dos piezas sería sencillamente emocionante.
Nos consuela la maestría de la grabación con la impresionante producción y acabado de lbs classical. Enhorabuena. Busquen y disfruten
Miguel Ángel Pérez MartínDoce Notas
read moreEnescu: Complete Works for Solo Piano
Vol. 1
Totentanz
Con el título Totentanz, el pianista valenciano Josu de Solaun y la Orquesta Filarmónica de Moravia, dirigida por Jonathan Pasternack, nos proponen un recorrido musical intenso y apasionado por algunas de las obras más emblemáticas del repertorio romántico. El disco incluye Burlesque para piano y orquesta en Re menor TrV 145 de Richard Strauss, el Concierto para piano núm. 1 en Mi bemol mayor S. 124 y el núm. 2 en La mayor S. 125 de Franz Liszt, así como Totentanz, paráfrasis sobre el Dies Irae S. 126, también de este último compositor.
Burlesque está dedicada a Hans von Bülow, yerno de Liszt. La obra combina el lirismo y el colorido tonal, que nos recuerda al Strauss más operístico, con un virtuosismo en la parte del piano de gran dificultad y que aporta jovialidad a la partitura. De Solaun demuestra su habilidad técnica y sensibilidad desde los primeros compases, con una interpretación ágil, llena de contrastes dinámicos y en la que aborda sin aparente dificultad todas las complejidades rítmicas y armónicas que plantea la partitura.
Seguidamente, el Concierto para piano núm. 1 de Liszt destaca también por su carga emocional y por su virtuosismo. Compuesto en cuatro movimientos, debemos destacar la belleza del Quasi adagio que introducen los violonchelos y contrabajos a los que se une posteriormente el piano en una sonoridad dolce. En toda la obra, la interacción con la orquesta es impecable, resaltando la visión clara y cohesionada de Pasternack como director.
Algo similar nos encontramos en el Concierto para piano núm. 2. Escrito como un movimiento único, organizado en seis secciones, nos recuerda estructuralmente a los poemas sinfónicos del compositor. De Solaun muestra un profundo entendimiento de la narrativa musical del compositor húngaro.
El disco se cierra con Totentanz, en la que se combina la melodía medieval del Dies Irae con el virtuosismo pianístico. En esta versión, los músicos logran transmitir el tono dramático que persiste a lo largo de toda la composición, sumergiendo al oyente en una experiencia intensa y absolutamente evocadora. Imprescindible.
Francisco J. BalseraMelomano
read morePor el virtuosismo pianístico que contiene esta grabación de Josu De Solaun, pasará a la historia fonográfica española como una referencia indiscutible a tener en cuenta, dada la hiperbólica calidad de su contenido, reflejo fiel de las posibilidades a las que llegó en el siglo XIX el instrumento de las 88 teclas. En el caso de la Burleske de Richard Strauss, hay que considerar que sus cuatro partes, que se interpretan sin interrupción, adquieren ese carácter de poema sinfónico con solista al piano, género en el que el bávaro terminó siendo un consumado maestro. Desde el inicio, ambos elementos concertantes se implican con máximo compromiso, generando sorpresa y admiración por la contundencia del tratamiento y la exuberante pasión de su lectura, en la que de Solaun demuestra su dominio técnico con acordes de décima, saltos y alcances verdaderamente inmensos, así como en la ejecución de pasajes de enorme filigrana y velocidad, todo ello desde un altísimo nivel de limpieza de mecanismo, demostrando ese excelso pianismo que sólo tienen los elegidos por los hados para este arte musical.
Con la misma impronta se confía el pianista valenciano a los conciertos de Liszt, muy bien acompañado por la Moravian Philharmonic Orchestra de Olomouc, bajo la dirección de Jonathan Pasternack, artífices junto a Fernando Arias, ingeniero de sonido a la vez que productor con la profesora Adrienne Sirken, de la realización de este proyecto gestado antes de la pandemia, circunstancia que retrasó su inmediata realización. El resultado con los dos Conciertos me ha hecho recordar la antigua versión de los míticos Emil von Sauer y Felix Weingartner abriendo el horizonte fonográfico de estas obras que tuvieron una definitiva reafirmación rapsódica y mejor sonido con las intervenciones de György Cziffra y la dirección de Pierre Dervaux en el primer concierto, y con el maestro André Vandernoot en el segundo, ambos digitalizados en Erato.
En cuanto a Totentanz del gran compositor húngaro, hay que considerar el tratamiento adusto de la pulsación que emplea Josu de Solaun, queriendo resaltar el carácter macabro y fúnebre, que contiene un conjunto de seis variaciones sobre el tema parafraseado del Dies irae, canto integrado en la Misa de Difuntos desde la Edad Media, reforzando su liturgia orientada a trascender la mortalidad del hombre. El pianista se sitúa más allá de lo puramente musical, estimulando la imaginación a un ámbito de meditación que supera cualquier experiencia en este sentido. Hay que valorar el resultado de este registro, que alcanza el grado de excelencia en cuanto al teclado se refiere, al que tiene la grabación realizada por Jorge Bolet con la London Symphony con Iván Fisher, publicado por Decca en 1985 o el más reciente descubierto audio de Claudio Arrau con la Filarmónica de Munich bajo la dirección de Fritz Rieger realizado en 1961, comparaciones que dan una idea de la trascendencia de Josu de Solaun en este repertorio.
Jose Antonio CantonRitmo
read moreLa grabación de este disco estaba prevista para la primavera de 2020, pero las circunstancias sobrevenidas y que todos ustedes recordarán hicieron imposible llevar adelante el proyecto. Para mayor desesperación, el pianista tuvo que pasar el confinamiento sin la compañía de un piano que lo consolase de las hospitalizaciones y de la pérdida de algunos familiares. Dieciséis meses después pudo producirse en feliz encuentro con el aire de euforia imaginable. Pero también de rabia por los golpes que el destino infausto había infligido sobre todos, especialmente sobre el pianista. Ello explica, posiblemente, la fuerza titánica que se desprende tras la escucha, hipnótica y subyugante de principio a fin. Porque se arranca con la Burlesque de Richard Strauss, que comenzó siendo un Scherzo para piano y orquesta y acabó convirtiéndose en un peculiar concierto. Solaun arranca de manera desatada, con un despliegue de agilidad y de fuerza en ataques y fraseo realmente sobrecogedor, seguido fielmente por una brillantísima Filarmónica de Moravia llevada con mano firme y atenta a los cambios de clima expresivo por parte de Pasternack.
Pero donde todo estalla como en una supernova sonora es con los dos conciertos y con el Totentanz de Liszt. La extremadamente exigente escritura lisztiana, que va más allá de la espectacular pirotecnia digital para adentrarse en las profundidades oscuras del alma en las partes lentas, encuentra en Solaun a su intérprete ideal. No sabe uno si sorprenderse más de su despliegue técnico, de su fuerza expresiva o de su delicadeza en los momentos sosegados. Rapidísimos arpegios, octavas chispeantes, trinos delicadísimos y ese magistral uso del pedal le permite extraer del teclado toda una inagotable gama de colores que van saliendo de sus manos con aparente naturalidad.
Andrés Moreno MengíbarScherzo
read moreDu côté de Josu de Solaun, c’est le retour au grand piano virtuose et romantique avec la pétaradante Burlesque de Strauss et les grandes partitions concertantes de Franz Liszt. Le pianiste assure d’emblée par une technique parfaite et une force de toucher impactante qui lui permettent de de faire briller ces partitions avec le panache requis. Mais Josu de Solaun évite le clinquant et le facile avec un sens parfait de la construction et des effets. Assez compact et un peu rapide de fini technique, le Philharmonique de Moravie est un solide partenaire qui se place à l’écoute du soliste sans jamais le couvrir sous la direction compétente de probe de Jonathan Pasternack. Dans ce cas encore, la discographie est bardée de références, mais la proposition est intéressante et digne de grand intérêt.
Pierre-Jean TribotCrescendo Magazine (Belgium)
read moreA noi vecchi, provenienti dalla cultura del long playing, se non dal 78 giri, come nel mio caso, il cd arrecò la novità non solo di poter ascoltare un brano lungo senza dover girare il disco, ma addirittura di disporre di più opere sullo stesso disco. Da quel che ricordo i primi cd, tranne poche eccezioni (ricordo un disco americano di Variazioni Goldberg – Rosalyn Tureck, 90 minuti – su un solo cd) raramente superavano un’oretta scarsa. Mi dicono che il cd c’è va in pensione e c’è roba ancora più vasta, ma non ne sono aggiornato. Per me la musica è analogica ed è quella del long playing.
Il pistolotto iniziale è per lodare questa casa, che non conoscevo, non tanto per i 77 minuti di durata, che sono una normale prassi, quanto per aver riunito su un disco quattro opere per pianoforte e orchestra che non credo si siano mai trovate assieme: tre dei lavori più noti scritti da Franz Liszt (altri sette ne scrisse, trascrizioni comprese, il vulcanico compositore), e quel gran valzer che Richard Strauss compose all’inizio della sua produzione, e che chiamiamo Burlesca, prima di voltare le spalle al pianoforte (peccato!) e al teatro, al grande sinfonismo e alla musica vocale. Opera impegnativa e variamente virtuosistica sia dal lato puramente pianistico che da quello orchestrale. Ovviamente sono lavori che han sempre costellato la discografia di nomi storici in campo sia pianistico che direttoriale; anche quello di Strauss. Ma le proposte moderne di nomi non occorrono mostri stellari per avere interpretazioni convincenti: il pianista Josu De Solaun ha del tutto lo slancio e la fantasia, la libertà e il sogno dell’improvvisazione. Non è sempre semplice ottenerlo dalla registrazione, che molte volte appiattisce certi pianissimo, specie in zona acuta. E le buone intenzioni del direttore Jonathan Pasternack, sul podio dell’orchestra morava, sovente sono state chiarificate da una ripresa sonora non troppo definita nei dettagli, a cominciare dal triangolo nel Primo Concerto di Liszt. Ma in sostanza si apprezza ovunque un discorso coeso e appassionato, tutt’altro che standardizzato, anzi quasi vertibile. Mi sono piaciute assai ovunque e sono proprio il modo così naturale di passare, nella Burlesca, da un episodio all’altro, dal brillante al espressivo e al sentimentale, dell’interprete pianista coadiuvato dal suo partner della bacchetta, costituisce il lato più positivo del disco.
Riccardo RisalitiRevista MUSICA (Italy)Digressions
Hace ya tiempo que el valenciano Josu de Solaun se ha convertido en uno de los pianistas de cabecera del teclado español del siglo XXI y de siempre. Nacido en Valencia en 1981 y con una sólida formación forjada en estados Unidos con Nina Svetlanova y Horacio Gutiérrez, su pianismo mira y se siente orgulloso del arraigo en la tradición cuajada en los albores del siglo XX a partir de la herencia romántica. Todo ello marca y distingue este nuevo disco, que abraza las músicas cercanas pero rotundamente disímiles de Schumann y Brahms bajo el título catalizador “Digressions”, así en inglés, a pesar de que el CD está grabado y publicado en Granada, en esa cada día más imprescindible factoría de buenos discos que es el sello IBS y su alma mater, Paco Moya.
Se sumerge De Solaun en las no tan juveniles “Davidsbündlertänze” con el ímpetu, libertad y ansiedad romántica que distingue este ciclo de 18 breves danzas, compuesto por Schumann en 1837. Humor, ironía, refinamiento, frescura. Schumann ya consolidado, posterior incluso al (a pesar del engañoso Op. 6), que mira a Clara Wieck y que Solaun enaltece, desde su marcada esencia rítmica, con un virtuosismo y aliento poético consustanciales a compositor y a él mismo. Abrazado y fundido con la vibrante partitura, el pianista valenciano envuelve la rápida narración musical en un voluptuoso universo de registros y colores en el que cada nueva danza, cada nueva secuencia, es sorpresa y sugestión. Versión de referencia.
De Schumann a Brahms, al ultimísimo Brahms. Los Op. 117 y 118. Digresiones, sí, cargadas de nostalgias y añoranzas. Nueve gigantescas miniaturas en las que cada fragmento es inesperado monumento sonoro. Luminosamente crepuscular. Las armonías se cruzan, entremezclan y abrazan en un tejido contrapuntístico (Op. 118 nº 2) henchido de sutilezas y sortilegios, y reforzadas por un efectivo y magistral uso de los pedales. También de brío y fogosidades (balada Op. 118 nº 3). Solaun hace magia al cantar con original expresión los grandes momentos melódicos de estos dos ciclos, que son todos. Va a pecho descubierto, sin reservas ni confusas elucubraciones. Desde el congelado intermezzo que cierra los Op. 118 a los tres prodigios del Op. 117; desde el impulso incontenido del primero de los Op. 118, a la reflexión un punto inquietante del andante con moto que corona el Op. 117.
Pianismo antiguo y nuevo. Como el criterio. La perdurabilidad inextinguible de lo aunténtico. La fidedigna toma de sonido y el logrado “ambiente acústico” de la grabación ( Auditorio manuel de Falla de Granada, diciembre 2018) contribuyen a redondear este muy recomendable disco. (May 2021)
Justo RomeroScherzo Excelente disco nos presenta de nuevo IBS Classical, sello que, si no me equivoco y según puede leerse en un artículo de El diario de Sevilla titulado «Vivir y grabar en Granada» de 24 de septiembre de 2018, cumplirá pronto su primera década, como fruto del esfuerzo de Francisco (Paco) Moya y su esposa Gloria Medina.
Bajo el título Digresiones, en inglés (idioma aparentemente preferido del sello —único en su web—), el pianista valenciano de origen vasco Josu de Solaun dedica el disco a la memoria de su padre, como hacía también con el concierto del 28 de enero pasado en Palau de les Arts de Valencia «Reina Sofía», interpretando la misma partitura con la que se convirtió en el primer español en ganar el concurso George Enescu de Bucarest, el Concierto núm. 1 para piano y orquesta de Chaikovski.
Esta vez nos deleita con un trabajo en que vierte todo su potencial poético, haciendo gala de un virtuosismo sonoro y una inteligencia musical excelentes que, gracias al buen hacer de Iberia Studio, quedan perfectamente conservados para nuestro disfrute en un soporte de la máxima calidad. El pianismo de Solaun admite, como todos, otras visiones, pero la suya es una mirada de coherencia indiscutible y de sublime belleza en páginas como el «Innig» de las Davidsbündlertänze opus 6 de Schumann.
El propio intérprete declara haberse exprimido en su dedicatoria que, por lo entrañable, quiero transcribir: «A la memoria de mi padre, Josu de Solaun Bilbao (1936-2020), por todo lo que me enseñó, y sigue enseñando. Por todo lo que me quiso y sigue queriendo. Por creer en mí siempre, hasta en los momentos más difíciles, eso es lo que cuenta. Aita, estás en mí siempre, hasta el final. Descansa en paz».
Esa calidad de sentimiento está presente en su interpretación en este precioso disco de cabo a rabo.
Si a ello le sumamos la calidad de las notas al programa, firmadas por Luciano González Sarmiento, la cuidada y mencionada de la producción musical, la toma de sonido y, cómo no, la de sublime el repertorio elegido (de Schumann el opus 6 y de Brahms los opus 117 y 118), y la factura propia del soporte físico del disco, estamos ante una publicación excelente que no se puede dejar de recomendar.
Antonio SoriaMelomano
read more El gran pianista español Josu De Solaun firma para el sello Ibs una nueva grabación que, bajo el título genérico de Digressions, recorre algunas de las páginas más entrañables e intrincadas de Schumann y Brahms, dos de sus compositores de culto y pilares esenciales del piano romántico. La grabación, realizada entre el 15 y el 17 de diciembre de 2018 en el Auditorio Manuel de Falla de Granada, presenta una excelsa toma de sonido y una extraordinaria presencia del piano que, sin asomo de estridencia, permite apreciar con toda claridad la particular riqueza de matices y colorido del pianista valenciano.
Una cuidada presentación, que incluye una interesante introducción de Luciano González Sarmiento, completa una publicación que Josu De Solaun ha querido dedicar a la memoria de su padre -recientemente fallecido- y que parece llamada a ser uno de los discos de referencia del año en el apartado instrumental.
Como claramente se explica en el texto introductorio, la digresión, sea como ruptura del discurso o como factor integrador del todo, ha estado presente desde siempre en el proceso de toda obra discursiva, tanto en el ámbito literario, filosófico, poético o musical, alcanzando especial relevancia en un período romántico en el que lo fragmentario se convierte en eje esencial de un lenguaje que persigue la libertad como ideal irrenunciable. Tanto la práctica totalidad de la obra pianística schumaniana como las últimas obras de Brahms -dos compositores hermanados espiritual y emocionalmente- suponen un elocuente exponente de este ideal de expresión, como claramente queda reflejado en la interpretación de Josu De Solaun.
Si algo impresiona en este artista -además de sus cualidades instrumentales, algo que hoy en día se da por supuesto con demasiada ligereza cuando se habla de pianistas jóvenes- es su capacidad para mostrar espontaneidad e inmediatez creativa tras un proceso exhaustivo de análisis profundo, claramente visible en sus propuestas interpretativas. Resulta realmente raro encontrar un ejemplo semejante de conjunción entre inteligencia, cultura, conocimiento y capacidad para la disección analítica y un temperamento exuberante, entusiasta, apasionado y de fuerte individualidad. El resultado se traduce en unas interpretaciones profundamente reflexivas y de claridad meridiana en una exposición que conjuga el lirismo ensimismado con el arrebato controlado y la brillantez instrumental con el hedonismo sensorial.
La elección de una obra tan compleja como Davidsbündlertänze op. 6- recordemos que fue la elegida por un pianista tan especial como Murray Perahia para su presentación discográfica en 1971, tras haber fascinado al Jurado del Concurso de Leeds con esa misma pieza- supone una declaración de intenciones. No es ni con mucho la obra más brillante ni conocida de su autor. Su dificultad pianística, aunque considerable, tampoco es muy visible y la complejidad de articular este conjunto de 18 piezas, algunas muy breves, en torno a la peculiar bipolaridad schumaniana- puesta de manifiesto en esta ocasión de manera expresa por su autor en la primera edición de la obra- explica que no figure de manera habitual en el repertorio de los pianistas.
La profunda inmersión de Josu De Solaun en el universo schumaniano resulta palpable ya desde el propio arranque de la obra, una referencia literal de apenas 2 compases a la Mazurka op. 6 nº 5 de Clara Wiek. Una introducción fuertemente contrastada en la que, a través de arpegios descendentes y ascendentes, los personajes gemelos Eusebius y Florestán parecen compartir un entorno anímico cambiante dentro de un ámbito valsístico. La segunda pieza, retrato de un Eusebius que parece haber evolucionado desde su aparición en el Carnaval op. 9 (a pesar de su numeración, las Davidsbündlertänze son casi 3 años posteriores) que el pianista expone con intimismo y transparencia, introduciendo un cierto matiz de agitación en una última repetición en la que la duplicación del bajo a la octava añade una sutil sensación de inquietud que, alterando la placidez contemplativa, parece anticipar el sorprendente desarrollo que este mismo motivo experimentará al final de la penúltima pieza del ciclo.
Schumann reclama humor para la primera aparición protagonista de Florestán en la tercera pieza, humor expresado por el pianista con franqueza algo exaltada que contrasta con la elegancia de un vals que contiene una fugaz referencia al Promenade del Carnaval op.9. Los enlaces entre las piezas se producen a veces con ansiedad y asistimos a continuación a una perfecta descripción de la «impaciencia» del mismo personaje (algunas ediciones indican agitato en lugar del Ungeduldig original, mucho más sutil). Impactante tormenta de síncopas, con sus acentos disonantes en los compases pares que parece suavizarse en una efímera reexposición, intensamente sensible en manos del pianista, antes de una culminación de violenta contundencia.
Las piezas se suceden en la versión de De Solaun de manera reveladora, poniendo de manifiesto tanto su belleza conmovedora como su hondura psicológica, en un despliegue impresionante de talento, agudeza y fantasía en la descripción de unos personajes en constante evolución entre la elegancia y la sencillez, el frenesí y la crudeza, la desnudez, la envolvencia, el ensueño crepuscular y la exaltación, el ímpetu juvenil y la euforia inquietante. Reminiscencias de carnavales pretéritos, referencias al futuro de una escritura pianística sinfónica o truculencias hoffmanianas, plasmadas en aquel Kreisler al que Florestán parece dirigirse mientras Eusebius se reafirma en la coda impresionante de la penúltima pieza, antes de una despedida plena de felicidad y emocionante en su sencillez, mientras -en palabras del propio Schumann- sueña todavía con otras muchas cosas.
«Digresiones del sosiego que otorga el ocaso de la existencia cuando ésta ha respondido virtuosamente en el sentido aristotélico» es la inspirada definición que Luciano González Sarmiento ofrece de los opus finales de la producción brahmsiana en sus notas introductorias. Música de soledad, para escuchar en soledad descubriendo sus más íntimos secretos, que tan solo podrán ser desvelados por unos pocos privilegiados. Una de las escasas músicas que quizás sea preferible degustar en disco -a la luz de la partitura a ser posible- que en la sala de conciertos y solamente asequible en su interpretación desde una especial afinidad espiritual, una mente capaz de desentrañar sus intrincadas complejidades polifónicas y una técnica que permita iluminar un edificio sonoro de singular riqueza que se desenvuelve mayoritariamente dentro de los márgenes del intimismo sin renunciar a la intensidad expresiva más profunda, aspectos que definen la interpretación de hondura y belleza excepcionales que, a través de un pianismo magistral, Josu De Solaun ofrece de las 9 piezas que conforman los op. 117 y 118.
Ternura entrañable, teñida de inquietudes recónditas en la berceuse inicial; fluidez y ambivalencia schumaniana en la segunda y opresión dolente que se intensifica progresivamente hasta lo lacerante en la tercera, conforman una versión admirable del conjunto más sombrío de la producción brahmsiana.
Las 6 piezas que componen el op. 118 ofrecen un más amplio espectro emocional, perfectamente visible en la fuertemente contrastada versión del pianista valenciano. Un primer intermezzo que supone una afirmación de vitalidad y pasión tras la depresión anterior es expuesto en toda su plenitud -un auténtico reflejo de un Brahms mucho más joven- da paso a una de las piezas más bellas de su autor, plena de lirismo y riqueza contrapuntística. Energía impetuosa en la Balada en sol menor, tercera pieza del ciclo, con un episodio intermedio de belleza sonora irresistible. Tensión dramática de alta intensidad en el canon ostinato de un nuevo intermezzo, expuesto con claridad polifónica ejemplar y que da paso a la pieza más relajada del conjunto, una Romanze de mágica delicadeza, cerrando el ciclo el intermezzo en mi bemol menor, auténtica joya del repertorio romántico, que suena sobrecogedor en una versión con vocación de genialidad en la que la desolación convive con la épica y el impulso heroico en un entorno de resignación. Bastaría esta pieza para dar a conocer la dimensión de este pianista excepcional, sirviendo de colofón a un extraordinario trabajo discográfico que todos deberían conocer.
Francisco Jaime PantinCodalario
read moreIn Italia il nome dello spagnolo Josu de Solaun dice poco, ma basta ascoltare le prime battute dei Davidsbündlertänze per comprendere di essere di fronte a un pianista di gran classe, impetuoso negli slanci, raffinato nella ricerca sul suono e senza inibizioni nel lasciarsi sprofondare nel magma emotivo schumanniano. Classe 1981, Josu de Solaun ha vinto la XIII edizione del concorso ‘‘Enescu’’ a Bucarest nel 2014 e sfodera il tocco incisivo e sicuro, il volume di suono e il vigore del fraseggio propri dei virtuosi in grado di sbaragliare la concorrenza nei grandi concorsi internazionali. In questo CD pubblicato dalla giovane etichetta spagnola IBS, che è stata fondata nel 2012, il virtuosismo passa addirittura in secondo piano rispetto a una frenesia nel raccontare la musica che travolge l’ascoltatore. Non succede soltanto nelle inquiete visioni dei Davidsbündlertänze (il numero 13 del ciclo, Wild und lustig, è davvero arrembante), succede anche in Brahms, con le sonorità orchestrali, per esempio, del primo brano dell’Op. 118, con il vigore ritmico del terzo (la Ballata in sol) e con le ottave travolgenti della parte dell’ultimo brano del ciclo, l’Intermezzo in mi bemolle.
Come è febbrile nell’impeto ritmico e nelle sonorità, Josu de Solaun è febbrile in un fraseggio mosso e inquieto fino all’inverosimile, in particolare nei Davidsbündlertänze, un fraseggio accompagnato da dinamiche cangianti e screziate in cui si riflette tutta l’ansia di Schumann. Il risultato è un’interpre- tazione di altissima tensione fantastica, febbrile e visionaria, tra momenti di incantata contemplazione in cui la dolcezza di canto si sposa però ad un’in- quietudine sottile, come nel caso del quinto brano del ciclo, momenti in cui il fraseggio si carica di una molle sensualità come nel n. 14 (Zart und singend) e a momenti di puro incanto come nel diciassettesimo brano, Wie aus der Ferne, dove la musica risuona come un canto della memoria.
Il fatto è che alla sicurezza della tecnica e all’autorevolezza dell’approccio al pianoforte Jo- su de Solaun affianca una capa- cita` rara di far respirare la mu- sica e di dare vita a un panorama timbrico di estrema ricchezza dinamica e timbrica. Quello che riesce a fare in Wie aus der Ferne lo fa anche nell’Intermezzo op.117 n. 1 di Brahms, immerso in un’atmosfera sospesa e sognante da ninna ninna, come del resto suggerisce la citazione posta all’inizio del brano dallo stesso compositore. Per non dire dello spolverio so- noro della parte centrale della Romanza op. 118 n. 5 e delle magie timbriche delle prime battute dell’Intermezzo op. 118 n.2, in cui il La alla mano destra alla seconda battuta sembra provenire da un altro mondo, tanto è leggero nelle sonorità, mentre il fraseggio è un continuo ondeggiare. E per tutta la durata di questo intermezzo affiorano, come in un incanto, le melodie secondarie, in un raffinato intreccio di voci. (September 2022)
Luca SegallaRevista MUSICA (Italy)De la digresión como leitmotiv en una grabación podría cada cual encontrar una razón, desde las musicales, digresiones las hay a cientos, a las filosóficas o estructurales, con Schumann y Brahms siempre entrelazados y el primer piano del primero frente al último piano del segundo, trazando un arco que comienza con las Davidsbündlertänze Op. 6 (1837) y concluye con las Klavierstücke Op. 118 (1893). No son las Davidsbündlertänze el ciclo más interpretado de Schumann, a pesar de estar en ese abanico de obras maestras repletas de poesía y exaltación del primer romanticismo; son como un fósforo prendido que se expande por el resto de cerillitas. Hay tal cantidad de bellezas y altibajos expresivos que dar con la tecla y crear una unidad global no resulta fácil, y es ahí donde Josu de Solaun, independientemente de brillar a gran altura en muchas “danzas” (n. 3, donde se rememora lo mejor del Carnaval Op. 9, anterior en 3 años) y de desplegar un brillante virtuosismo schumanniano (n. 8), teje su hilo para atrapar al oyente y llevarlo a buen puerto tras pasar por las 18 mini estaciones, donde se adivina la divina inestabilidad mental del creador.
La pausa temporal que requiere el piano final de Brahms no está al alcance y entendimiento de cualquier pianista, donde todo adorno superfluo no se requiere, y donde el silencio hace balanza con el sonido y adquiere una presencia fundamental. Y es ahí donde Josu crea belleza, sin recargar las tintas otoñales (Op. 117/2) y avanza con emoción por el colosal Op. 118, desgranando sus tenues secretos y la infinita nostalgia que los cincela con la solidez brahmsiana.
Gonzalo Perez ChamorroRitmoHaydn: Piano Sonatas
Al contrario de lo que sucede con el corpus sonatístico de las otras dos grandes figuras del clasicismo, Mozart y Beethoven, las sonatas de Haydn -y de hecho la mayor parte de su producción pianística- han permanecido en el ostracismo durante largo tiempo, tanto para los aficionados como para los propios intérpretes y todavía hoy resulta poco frecuente la escucha de esta música en las salas de conciertos, en los certámenes pianísticos o en las aulas de los conservatorios, en las que los futuros pianistas la rehúyen una y otra vez: «pocas notas, demasiado difíciles de tocar y poca información sobre cómo hacerlo», se escucha decir frecuentemente.
El culto a la obra de sus ilustres colegas -a pesar del respeto y admiración que ellos manifestaron siempre por Haydn- ha lastrado seguramente el conocimiento y difusión de una música que, más a menudo de lo que se piensa, no tiene mucho que envidiar a la de estos grandes compositores sino que más bien parte de unos presupuestos estéticos diferentes cuya comprensión y clasificación a partir de parámetros preestablecidos resulta fallida.
El relativo olvido al que se ha visto relegada la música para piano de Haydn puede explicar la ausencia, aún en nuestro tiempo, de una tradición interpretativa medianamente consolidada. Los grandes nombres de la interpretación pianística beethoveniana o mozartiana apenas se han ocupado -salvo muy contados casos- de la música de Haydn, de la misma forma que la musicología no ha profundizado lo suficiente en este repertorio y todavía hoy existen dudas acerca de aspectos fundamentales tales como la cronología, la catalogación o incluso la autenticidad de algunas obras. Todo ello unido a la propia ambigüedad y adustez de la escritura, la frecuente falta de concreción de su personal nomenclatura y a un cierto desorden aparente en su manera de componer ha propiciado un evidente vacío en la comprensión de este repertorio.
Un catálogo de al menos 52 sonatas completas puede resultar abrumador y suficientemente disuasorio para cualquier pianista, lo que puede explicar que aún en nuestros días las grabaciones íntegras de las sonatas de Haydn sigan siendo escasas. Las primeras integrales, muy tardías, no aparecen hasta bien entrada la década de los 70 del pasado siglo. Rudolf Buchbinder rompe el hielo y le sigue John McCabe, ilustre musicólogo que además termina las sonatas incompletas. Ambas versiones, muy diferentes, son sobradamente conocidas por los discófilos y supusieron una importante divulgación de un repertorio por entonces casi inexplorado. Menos conocida es la integral de la pianista austriaca Ilse von Alpenheim, esposa del gran director y estudioso de Haydn Antal Dorati y que grabó una interesante integral poco después. También Lyubov Timofeeva y Carmen Piazzini grabaron estas sonatas en la década de los 90 y Jeno Jandó, Walter Olbertz, Ekaterina Derzhavina y Alan Planes lo hicieron ya en este siglo, integrales a las que se unen las más recientes de Jean Efflan Bavouzet, John O´Conor, Marc André Hamelin o Leon Macwley.
Al margen de las grabaciones integrales, entre las que no se han mencionado las realizadas en fortepiano- algunas de gran interés como la presentada por Ronald Brautigan en 1999- numerosas sonatas de Haydn han sido llevadas al disco por pianistas tan insignes como Vladimir Horowitz, Sviatoslav Richter, Grygory Sokolov, Mihail Pletnev, Eugeny Kissin, András Schiff, Paul Lewis o Leif Ove Andsnes, entre otros muchos, quienes como cabe esperar aportaron importantes versiones, algunas de ellas de marcado sesgo individual no exento de sofisticación.
Quien esto suscribe ha tenido desde siempre dos referencias fundamentales en la interpretación de las sonatas de Haydn. La primera de ellas son las bellísimas grabaciones que la pianista lituana Nadia Reisenberg realizó en los años 50 y que algunos gourmets del piano sin duda conocerán. La segunda se refiere al álbum grabado por Alfred Brendel a principios de los 80, con el que muchos aprendimos a conocer a Haydn. Ahora tenemos una tercera referencia y se trata precisamente de la grabación que hoy comentamos.
Josu De Solaun plantea en estos dos discos para el sello Ibs recientemente presentados una aproximación muy personal al universo pianístico de Haydn a través de 6 de sus sonatas, casi todas ellas elegidas entre las más representativas de la colección, como son las catalogadas como Hob. XVI/23, 50, 46 y 20, y la inclusión de otras dos menos conocidas e interpretadas, las Hob. XVI/14 y 31. Discos muy bien grabados, si bien la presencia sonora pudiera resultar algo opresiva por momentos. Una presentación del propio pianista -de lectura indispensable- y un interesante texto del director y filósofo Vicente Chuliá Ramiro, completan uno de los trabajos discográficos más brillantes de un artista en constante evolución.
Josu De Solaun propone una visión de Haydn de riqueza pocas veces imaginada partiendo de parámetros que tienen más que ver con la sensibilidad, la empatía e incluso la identificación personal con el compositor que con criterios analíticos, históricos o estilísticos que se suponen asimilados. El propio título del disco, Mixis, parece aludir tanto a esa mixtura característica entre sentimientos de toda índole que se suceden a velocidad de vértigo, en constante devenir de acontecimientos y sensaciones que siempre encontramos en Haydn, como a ese peculiar mestizaje cultural hecho música que el propio pianista explica perfectamente en su texto, asumiendo como principio que en la música de Haydn hay de todo.
La versatilidad y capacidad de movilidad emocional mostrada por De Solaun es realmente impresionante y, como siempre ocurre con este pianista, la intensidad pasional aparece modulada por una excepcional agudeza analítica y una inteligencia de orden superior sustentadas por un pianismo imperial, de precisión deslumbrante y riqueza de colorido fastuosa. Virtuosismo de primer orden que en este caso va a propiciar trinos de total perfección -donde las notas pueden contarse y cantarse- agilidades extremas sin asomo de vertiginosidad y una claridad tan solo alcanzable a partir de la búsqueda del cantábile eterno como ideal sonoro irrenunciable, propiciando un Haydn que suena más cercano que nunca, familiar, cálido y humano, perfectamente asimilable en sus contradicciones, excesos, desplantes irónicos, en sus a veces cómicas, a veces inquietantes rupturas, ese Haydn de las mil caras, donde nada es lo que parece y que a veces nos sorprende incluso con guiños schumanianos carnavalescos.
La riqueza de ideas que se alternan continuamente sería imposible de describir ni analizar con la concreción deseada en el ámbito de un simple comentario discográfico. A veces la sorpresa se produce por una casi imperceptible alteración en el tempo; otras vendrá de la mano de una improvisación inesperada o un cambio en la ornamentación, recursos administrados con acertada sobriedad a lo largo de las diferentes piezas. A veces será la expansión pasional, la exclamación, el anhelo, la risa o la caricatura, expresadas a través de la articulación, la peculiar organización del tejido motívico o la sabia disección de los sortilegios armónicos… es difícil apreciar todos los matices en una audición aislada y como siempre ocurre con las grandes versiones, esta es una grabación para degustar con tiempo y de manera reiterada.
Para el recuerdo quedan momentos tan especiales como la naturalidad afectuosa, cálida y nostálgica del arranque de la Sonata en re mayor; la gravedad inquietante del allegretto en mi menor de la sonata nº 46, de reminiscencias bachianas y modulaciones sorprendentes antes de un final de virtuosismo trepidante; el desgarro dramático, en renuncia expresa al lirismo contemplativo, del Adagio siciliano de la Sonata nº 38; la alquimia sonora lograda en las proféticas propuestas pedalísticas del primer movimiento de la Sonata nº 60; los trinos celestiales del Adagio de la Sonata nº 31 y las sugerentes fermatas del tan brahmsiano arranque de la Sonata en do menor.
En la gran música no se puede hablar de versiones definitivas ya que ello significaría asumir unos límites que por definición no deben existir. Una grabación que, como ésta de Josu De Solaun, suponga una aportación de importancia significativa a una música en la que todavía queda mucho por descubrir y admirar, merece ocupar un espacio en la historia de la interpretación y por lo tanto en la historia de la cultura.
Francisco Jaime PantinCodalario
read moreEn el número 273 de Melómano tuve ocasión de ofrecer la máxima recomendación en estrellas para un disco de nombre entonces nuevo para mí, Josu de Solaun, dedicado a Schumann y Brahms. El mes pasado, otorgué el Melómano de Oro a otro excelente disco bajo el título ‘Pérdida y Amor’ junto al chelista Adolfo Gutiérrez Arenas, con obras de Schubert y Schumann. Sin dejar la autoría en las tierras germanas, hoy recomendados con mucho gusto un doble disco dedicado a seis sonatas de Haydn, presentado el pasado 25 de mayo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, por José Luis García del Busto y Arturo Reverter, donde Josu, ‘spanish-american pianist, composer, improviser & poet‘ (dice su web), interpretó en directo la Sonata en Do menor núm. 33 Hob. XVI/20que cierra el álbum.
De Solaun se apropia de Haydn con el respeto y la libertad de un buen intérprete capaz de destilar sus cualidades (pianísticas, creativas, improvisatorias y poéticas) al servicio de una excelente recreación del discurso. No voy a hablar de integrales ni de comparaciones con otros pianistas o pianofortistas, entre otras razones, por cuestión de espacio, pero sí me permito, vecinos a la poética musical que nos ocupa, recordar el pathos que un pianista quasi olvidado como Walid Akl imprimió a este repertorio. In memoriam.
Josu de Solaun hace una interpretación serena, brillante y sosegada, donde cada nota meditada no se aparta de la coherencia del conjunto, generando una sabia versión, fiel a lo que imaginamos como estilo clásico, aquel de aspecto formal aparentemente simple, sometido a normas adoptadas como buenas, capaz de contener sin embargo toda la gloria o la tragedia de un sentimiento humano que, interno, sea quizá más intenso que ante la ‘libertad de expresión’. Libertad y límites son términos relativos, pues la esencia, transcendiendo lo formal, responde emocionalmente, en parte, a lo inefable, llamado duende o genio, que discurre en mentes y almas privilegiadas, como la que circula por los surcos de estos discos, compartido por Solaun, con eficaz grabación de calidad incuestionable.
Antonio SoriaMelomano
read moreEl piano de Haydn se ha considerado, a lo largo de la historia, como una macedonia de frutas, donde hay variedad, frescura y es delicioso, pero que no posee una naturaleza propia; también se ha dicho que bebe de las fuentes de Bach, que parece Mozart y que se anticipa a Beethoven. Para quien compuso más de 62 Sonatas para piano, diversas variaciones y otras piezas propias de la época, imaginar que su estilo no tiene una personalidad propia, no solo es una falta de consideración hacia este genio, es sobre todo una prueba manifiesta de ignorancia musical. Y eso es precisamente lo que defiende el magnífico Josu de Solaun en este, su mejor disco hasta la fecha, que Haydn es único e incomparable. Unido a unas circunstancias personales muy emotivas, el arte que despliega el pianista muestra una madurez serena, reflexiva, inquieta, curiosa y enormemente inteligente, pues hace de Haydn lo que se ha hecho con Mozart o Beethoven, tocarlo como una música difícil de superar.
No deja de admirarme el bellísimo legato schummaniano con que se nos abren las puertas de este paraíso, con la primera Sonata del doble álbum, la excelsa n. 16. La originalidad del atrevido fraseo en la n. 38 (Allegro moderato) o la presencia (obligada) de Mozart en ese Adagio, por poner solo unos pocos ejemplos del enorme disfrute que provoca escuchar estas obras así interpretadas. El propio Josu defiende esta música en un artículo, así como Vicente Chuliá firma en breve ensayo filosófico acerca del compositor y el intérprete.
Gonzalo Perez ChamorroRitmo
read moreJoseph Haydns Klaviersonaten zu spielen ist kein leichtes Unterfangen, denn auch bei guter Technik können sie klinisch sauber, leicht, aber unbeseelt klingen. Das trifft auf diese Einspielung aber auch überhaupt nicht zu.
Josu de Solauns Haydn ist ganz hervorragend und durchwegs von attraktiver Rhetorik. Jeder Satz in dem von der 16. bis zur 60. Sonate weit getreckten Programm wird charakteristisch. Reizvolle Nuancen, schillernde Farben, aber auch Detailverliebtheit und viel Spielfreude erheischen die Aufmerksamkeit und das Vergnügen des Zuhörers. De Solauns Phrasierung ist geschickt und lässt Spannung aufkommen, und wenn alles ohne Übertreibung bleibt, auch in den Tempi, so kommt bei aller Kantabilität der langsamen Sätze und aller technischen Brillanz in den Finales der Esprit von Haydn nicht zu kurz… Solaun hält jedoch das Humorvolle auf der positiven Seite, verweigert der Musik das Mokieren oder die Bissigkeit, die ein Svjatoslav Richter in einigen dieser Sonaten herausarbeitete.
Remy FranckPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreAlgo así me pasa con este magnífico disco doble. Reseñé el pasado año el disco de improvisación de piano de Josu de Solaun editado también por lbs classical: panDEMiCity, en el que convierte el piano en una orquesta completa a la que hace improvisar, terreno más cercano a mis aficiones musicales.
De entrada pensé: no puedo hacerlo. Pero puse el disco y comencé a leer el libreto que lo acompaña.
Tuve la misma sensación que con el canon clásico griego. Me encontraba a gusto con todo lo que escuchaba. Hacen mucho también los años de escucha continua de Radio Clásica, las piezas seguro que habían sido programadas muchas veces en mis diez años de más intensa escucha, entre 1988 y 1998. Después ya pasaron otras cosas musicales y personales.
De forma magistral y muy orgánica De Solaun nos acerca a una de sus mayores influencias: Haydn. Ha crecido personal y musicalmente con estas Sonatas, hasta el punto de sorprendernos con acentos rítmicos que seguro están en la composición pero que eleva a un nivel casi de asimilación musical “gouldiana”, yo hablaría de una interpretación con mucho alma. ¿Swingueante? Esto puede parecer un sacrilegio en la música clásica, pero traigo el término como contrapuesto a interpretación “mecánica”.
Haydn escribe estás sonatas para piano en el cenit del clasicismo, siglo XVIII, murió a comienzos del siguiente siglo (el XIX) que vería entronizada la corriente siguiente: el Romanticismo, producto del desarrollo del sinfonismo clásico, al que el autor contribuye de forma decisiva.
Conserva dinámicas rítmicas barrocas que evocan danzas y a veces melodías populares centroeuropeas. Una especie de hilo conductor de la música de los siglos y movimientos anteriores al Romanticismo. Muy ilustrativo todo.
Claro, la interpretación es de un virtuosismo apabullante, las sonatas con sus dinámicas la piden, un virtuosismo que no anula la atmósfera emotiva de alguna de ellas. Un pianismo muy poético y evocador, sin llegar al arrebato posterior del Romanticismo, del que en parte nos avisa.
Seis sonatas, casi dos horas de música magníficamente registrada en el Auditorio Manuel de Falla de Granada que da a las piezas una profundidad sonora de la que carecen los estudios de grabación. Un punto fuerte de la música clásica que me gusta resaltar frente a algunas músicas clásicas y populares actuales sobreproducidas, demasiado sintetizadas y editadas, ensambladas por partes.
Magníficamente editado y con información muy relevante tanto en castellano como en inglés. Otro acierto de lbs Classical.
Recomiendo compra y disfrute.
Miguel Ángel Pérez MartínDoce Notas
read morePanDemiCity
En sus excelentes notas para el compacto del sello IBS que hoy reseñamos, convertidas en todo un ensayo sobre el arte de la improvisación libre, en palabras de uno de sus mejores conocedores en España, el escritor y saxofonista valenciano Josep Lluís Galiana, éste rescata, de entre las muchas citas y referencias que entreteje en sus párrafos, una atribuida a Wolfgang Amadeus Mozart que resulta de lo más sugerente, aunque no poco encierre de perturbadora: «Todo ha sido ya compuesto, pero aún no se ha transcrito»...
...perturbadora, porque duele imaginar las muchas horas de improvisación que de genios como el propio Mozart, Bach, Liszt, Beethoven o tantos otros no nos ha quedado ni el más mínimo rastro, cuando aquellos relámpagos no fueron transcritos o germinaron en subsiguientes partituras. Siglos más tarde, los medios tecnológicos nos permiten, hoy en día, conservar una foto fija de esos momentos de magia en los que un músico se abisma a su instrumento con la intuición y la memoria como guías, pues no cabe duda de que ambas conducen a la improvisación libre, trascendiendo la tradición, el canon y lo académico, si bien conformando un lenguaje personal que se nutre de lo antes re-conocido, pues —como tantas veces se ha afirmado— ni siquiera John Cage fue en la historia de la música un punto cero.
Es evidente que el pianista español Josu De Solaun (Valencia, 1981) lleva dentro de sí, bien provista y asimilada, toda esa proteica alfaguara que es la tradición, si bien con el paso de los años su carrera como concertista internacional de repertorio clásico se ha visto intercalada por sesiones de improvisación que le sirven para dar salida a un pianismo más libre y ajeno a los cánones al uso, al punto de que en el compacto que hoy reseñamos, panDEMiCity, se mueve entre estilos y escuelas con una libertad que resulta tan contagiosa como envidiable, así como capaz de encontrar soluciones inauditas que, quizás, algunos de los referentes musicales de los que se nutre hubiesen creído en exceso atrevidas, como pasar de los ecos del jazz a los de Aleksandr Skriabin, o de un evocador perfume postromántico a los mecanismos de György Ligeti (un Ligeti cuyos Études (1985-2001) parecen poner en marcha, sin ir más lejos, la sexta parte de panDEMiCity, con ecos de sus polirrítmicas escaleras (también, nancarrowianas), minutos más tarde convertidas, sin abandonar ésta, que es la parte más larga de la improvisación, en una nueva suspensión cromática).
Sin embargo, una de las grandes virtudes de panDEMiCity es cómo esos saltos entre tiempos, técnicas y estilos adquieren una total coherencia, así como unas transiciones para llegar de unos paisajes musicales a otros que parecen estudiadas y fijadas de antemano, lo que refuerza el asombro de que unas construcciones como las que escuchamos en este disco hayan surgido en una improvisación libre: la registrada por Josu De Solaun en el Auditorio Ciudad de León el 13 de marzo de 2021, en plenos tiempos de una pandemia coronavírica que, sin duda, habrá permitido a De Solaun espacios para la introspección, la práctica de la improvisación libre y cierto olvido (que no es tal, pues en este disco está personalmente filtrado) de ese repertorio concertístico que no deja de presentar por medio mundo, para que sus dedos conquistasen paisajes propios, en una pintura de una ciudad en pandemia que De Solaun otea desde su ventana de confinado, escuchando toda una abigarrada masa de reverberaciones que se acumula en la mente del pianista tras décadas de formación y carrera internacional.
panDEMiCity es una improvisación de una hora de duración presentada íntegramente en este compacto, incluidos los aplausos, lo que siempre le confiere una sensación de mayor credibilidad: cierto relieve a esta foto fija del recuerdo. Josu De Solaun la ha dividido en once partes, a su vez, agrupadas en cinco secciones: I. Inception; II. First Wave; III. Second Wave; IV. Third Wave; V. Close. Resulta difícil no pensar en clave pandémica, al leer los títulos de las secciones centrales de panDEMiCity, improvisadas en tiempos de coronavirus. Alcanzada la fatídica sexta ola en la que nos encontramos (siempre con la ¿ingenua? esperanza de que ésta sea la última), hemos de comprender estas oleadas como sucesivos flujos y golpeos contra el piano de otro océano: el de la memoria, que va dejando posos y sedimentos en estas once partes, aunque ni mucho menos en compartimentos estanco, pues ese «material memoria» (que diría José Ángel Valente), como el mar, vuelve sobre sí mismo y cobra nuevas formas: perspectiva tan propia de la música de un Claude Debussy que no tengo duda se filtra entre las corrientes que nutren a este disco, como las del propio Isaac Albéniz: presencia de la música española (especialmente, por ritmo y color) que refluye una y otra vez en panDEMiCity, como muestra su tercera parte.
Ahora bien, el recorrido artístico y vital (una y otra cosa son indisociables en Josu De Solaun, ya sea como músico, ya como escritor —y de ello su poemario Las grietas (EdictOràlia, 2021) es un estupendo ejemplo—) va mucho más allá de España y de sus consustanciales improntas atávicas, pues lejos de nuestro suelo De Solaun ha seguido atento a esas músicas populares, de raíz, que aportan a su piano un plus de espontaneidad, no haciéndole olvidar lo vernáculo: una música ancestral que —afirma el pianista valenciano— lo «mantiene con los pies en la tierra». Así, en sus muchos años de residencia en los Estados Unidos (desde finales del siglo XX), De Solaun se ha empapado, como oyente y en su propia práctica, del jazz, algo que refleja panDEMiCity, pues —como nos informa Josep Lluís Galiana en sus notas— este concierto grabado en León constituyó todo un homenaje a Keith Jarrett, uno de los ídolos musicales de Josu De Solaun, ya no sólo por la vertiente más puramente jazzística del norteamericano, sino por sus tan refrescantes y personales revisiones de los clásicos europeos (pensemos en su lectura de los 24 Preludios y Fugas opus 87 (1950-51) de Dmitri Shostakóvich para el sello ECM, algunas de cuyas esquirlas musicales resplandecen tímidamente en la quinta parte de panDEMiCity y, de un modo más asertivo, en la novena).
Un jazz, por tanto, con cierto poso europeo, trufado de bellos reflejos que enriquecen la dimensión más espontánea del mismo, confiriéndole estructura y unas formas arquitectónicas que, insisto, nos impresionarán por su aquilatada precisión y equilibrio: una articulación de la exposición, el desarrollo y la resolución (a veces, casi a modo de coda) que hay que tener un inmenso dominio del lenguaje y una mente muy estructurada para rubricar del modo en que De Solaun aquí lo realiza, por tomar un ejemplo paradigmático, en la segunda mitad del último número de First Wave: un poderosísimo clímax que convoca ecos del Prokófiev más incisivo y abrumador de las sonatas bélicas, o de ese Concierto para piano y orquesta Nº2 en sol menor opus 16 (1912-13/1923) que recientemente he tenido el placer de escuchar en vivo al propio De Solaun.
Otro momento realmente monumental, por el volumen y las capas que en él se superponen, es la primera parte de Third Wave: un abrumador crescendo tras cuyo clímax, con la masa previa aún resonando en pedal, el público propina una merecida ovación, conscientes del privilegio que acababan de disfrutar. En pasajes como esta octava parte de panDEMiCity hay que destacar el mecanismo del pianista valenciano, con una vena que diría, de nuevo, rusa, por la forma en que articula y digita, así como por la presencia de un enfoque que podríamos ligar con el suprematismo coetáneo y coterráneo del propio Prokófiev, creando en el teclado Josu De Solaun una serie de bloques que chocan y adquieren diversos ángulos y perfiles a través de contrapuntos severamente enfrentados, con la cuadratura y la ascética espiritualidad de un Malévich. Por oposición, o integrando voces en esta dialéctica tan marcadamente internacional, el ya citado Skriabin aporta un contraste estilístico de lo más interesante a los sustratos que afloran en panDEMiCity, con un cromatismo sinestésico que podemos escuchar en el comienzo de la tercera parte del disco: una de las más serenas y suspendidas, con amplios márgenes de silencio para que el pedal module las resonancias con un carácter dignamente pictórico que evocará ya no sólo al propio Skriabin, sino a Claude Debussy. En un nuevo giro estilístico, alcanzado el cuarto minuto de esta tercera parte, la música española se hace presente, confiriendo un centro de gravedad a este viaje que panDEMiCity es por la propia vida del pianista valenciano.
De hecho, el comienzo de panDEMiCity, expuesto a modo de proemio (así lo denomina De Solaun), no deja de sugerir ecos y aromas del Mediterráneo, con un color tierra y su reflejo en el mar de la región central del teclado: en el que nos volveremos a bañar en la cuarta parte de panDEMiCity, siendo estos dos pa(i)sajes de los más calmos y contemplativos, quizás enfocados desde el calor de un hogar musical (pasajes a los que se asoma un Olivier Messiaen que, con Debussy y Skriabin, multiplica los cromatismos líquidos en panDEMiCity). Traspasado ese proemio que es Inception, en el comienzo de First Wave es ya el jazz el que nos habla de ese primer cambio de residencia y hábitat cultural en el camino musical de Josu De Solaun, con su llegada a Nueva York.
Quizás no haya sido una intención programática del pianista valenciano el explicitar y hacernos recorrer ésas, sus sendas vitales, pero, de algún modo, éstas reverberan en una improvisación que, por su importancia en la carrera de Josu De Solaun, sin duda habrá tenido algo de confesional y de carta de presentación: cuántas veces aquello que no se ha querido voluntariamente decir no nos cuenta más que lo previamente razonado a través de una estructura atenta a la lógica: ¿no consiste en esto la propia improvisación: en un no saber sabiendo (como leemos a san Juan de la Cruz)? Es por ello que la undécima y última parte de panDEMiCity, también denominada en este disco Close o Colofón, será alcanzada cual Ítaca en la que el destino comprende, asimismo, el recorrido previo. Ítaca será, así y machadianamente, el propio caminar, o cualquier punto en el que ese recorrido artístico-vital reverbere, pues se acaba siendo más el camino que un lugar estático, aunque éste sea el de las raíces y el de los ecos del Proemio desde el que había dado Josu De Solaun el primer paso en su encuentro ya no sólo de las estaciones que lo han conformado, sino de sus sucesivos diálogos con esos gigantes que, cual benévolos cíclopes, han perfilado a este Odiseo levantino que en panDEMiCity surca tan anchuroso mar de teclas. De algún modo, por tanto, panDEMiCity explicita cómo ser yo a través de los otros, cómo encontrar el núcleo de nuestra individualidad por medio de la voz ajena: o la otredad reconocida. En la improvisación de un artista con la formación y las lecturas filosóficas que Josu de Solaun aquilata, no cabe duda de que todo ello se explicita en una sesión como ésta que ahora escuchamos, multiplicando las raíces y las sendas que su audición nos abre y comparte.
Como hasta aquí hemos visto, panDEMiCity es un proceso de conocimiento construido desde el teclado en el que reverberan improntas ligadas al jazz y a la gran tradición europea. Es, por ello, una improvisación técnicamente más ligada a un concepto clásico del piano, que nos muestra uno de los muchos rostros musicales de Josu De Solaun: una vertiente que se verá complementada, en los próximos meses, con el lanzamiento de un nuevo disco en el que escucharemos a De Solaun improvisar junto al saxofonista Josep Lluís Galiana (en una sesión registrada el 20 de junio de 2021 en el Teatre Auditori de Catarroja). Si panDEMiCity se ciñe al teclado, en FIRST TIMES (pues así se llamará ese nuevo disco publicado por Liquen Records) escucharemos cómo De Solaun se adentra en la caja del instrumento, activando un universo musical con gran presencia de técnicas extendidas y ruidismo. Pero para visitar esos paisajes musicales, tiempo tendremos...
...mientras, nos quedamos con esta inmensa improvisación, soberbiamente registrada por Cheluis Salmerón, que nos hará disfrutar en nuestros equipos de música de una presencia muy vívida del Bösendorfer del Auditorio Ciudad de León en el que esta sesión fue grabada. Completan esta edición las ya citadas notas a cargo de Josep Lluís Galiana, realmente excelentes; así como un diseño muy moderno del digipak que con sus fotografías nos conduce a las calles de una ciudad pandémicamente desierta, aunque repleta de ecos textuales en sus paredes, dejándonos un último apunte, desde lo visual, de ese gran palimpsesto de reverberaciones que vibra en el silencio, haciendo que cualquier lienzo en blanco sea, en esta tercera década del siglo XXI, un espacio profusamente habitado.
Paco YáñezSul Ponticello
read moreAm 13. März 2021 gab der spanische Pianist Josu de Solaun in der nordwestspanischen Stadt Leon ein Live-Konzert, das aufgezeichnet wurde und jetzt von IBS Classical als CD veröffentlicht wird. Es ist eine freie Klavierimprovisation als Hommage an Keith Jarrett, der nach zwei Schlaganfällen und einer nicht hundertprozentig erfolgreich Therapie seinen Rückzug von der Bühne angekündigt hatte. Aus aktuellem Anlass heißt die CD panDEMiCity.
Dieses Wortkombination erklärt de Solaun so: « Pandemie ist, sagen wir mal, wie der historische Kontext, in dem wir uns jetzt befinden, aber es ist auch ein Wort, das mehrere Wurzeln enthält, und jede von ihnen ist sehr polysemisch und hat viele Assoziationen. Zum Beispiel hat ‘pan’ im Spanischen natürlich mit dem Brot zu tun, das uns ernährt, aber im Griechischen bedeutet es ‘alles’. Brot ist ein Wort, das auf die Tatsache verweist, dass der historische Kontext, der uns jetzt betrifft, uns alle betrifft. Dann bedeutet ‘dem’ Volk, auf Griechisch, demos, und es hat mit der gleichen Sache zu tun. Das ‘i’ bezieht sich auf Technologie, wie das iPhone, in dem Sinne, dass wir in einer technologischen Welt leben, die aber auch etwas Dystopisches an sich hat. Und die ‘Stadt’ ist natürlich eine Anspielung auf León und auch auf urbane Kulturen, denn ich bin in New York aufgewachsen. Viele der Improvisationen auf dem Album habe ich zwar nicht so geplant, aber es hat sich herausgestellt, dass es ziemlich viele Einflüsse aus der Musik der amerikanischen Stadt gibt. »
Neben diesen Anklänge an amerikanische Musik, hört man auch Einflüsse von Komponisten, die de Solaun liebt, Janacek, Bartok, Prokofiev, sowie, wie der Pianist selbst sagt, an die europäischen Nachkriegsavantgarde und an sowjetische Musik.
Die in fünf Teile gegliederte Improvisation, mit einer Einleitung, einem Schluss und dazwischen drei Wellen, ist meistens dramatisch und aufgewühlt, und in ruhigeren Passagen mit sehr dunklen Einschlüssen (etwa im 3. Teil der Second Wave.
War das eine Vorahnung? Immerhin wurden de Solaun und seine Mutter einen Monat später mit COVID-19 diagnostiziert, und während der Pianist den Aufenthalt auf der Intensivstation überlebte, kam seine Mutter nicht durch und starb.
Und sie ist diese Schallplatte vieles zugleich: ein sehr persönlicher Moment, ein Zeitbild, und etwas, was heute sehr selten geworden ist, eine CD mit nur improvisierter Musik.
Remy FranckPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreТрудно себе представить более необычный концерт, чем тот, который состоялся 13 марта 2021 года в Auditorio Ciudad de León (Леон, Испания). Концерт-импровизация, концерт-мимолетность («мимолетность» – номер один в ассоциативном ряду, рождаемом этой музыкой), неповторимый и единственный в своем роде. Но благодаря live-записи, осуществленной на лейбле Ibc Classical, мгновение не просто остановлено – его можно, словно на машине времени, возвращать снова и снова!
В свое время Сергей Прокофьев выбрал в качестве эпиграфа к своим «Мимолетностям» две строки Константина Бальмонта:
«В каждой мимолетности вижу я миры,
Полные изменчивой радужной игры».
Эти строки лучше всего подходят тому, что творит – здесь и сейчас – Хосу де Солаун Сото, пианист, композитор, поэт. Скажем больше – импровизатор! Искусство фортепианной импровизации воскресил в 1970-х Кит Джарретт (собственно, де Солаун считает свой концерт приношением этому великому музыканту; пожалуй, даже вступает с ним в творческий диалог). Но де Солаун пошел дальше. Кто еще из современных пианистов осмеливался не только дать сольный концерт, состоящий исключительно из импровизаций, но и записать его? Кто рискнул впустить посторонних в святая святых, в творческую лабораторию, и обнажить процесс рождения музыки?
Альбом носит название panDEMiCity, которое говорит само за себя и призвано «отражать тень пандемии с ее грузом скорби и неуверенности». Однако данное музыкальное «блюдо» оставляет совершенно особое послевкусие, и «груз скорби и неуверенности» – последнее, что входит в его «рецепт». Огромный репертуар пианиста, включающий произведения Шумана и Бартока, Шопена и Энеску, Картера и Листа, Дебюсси и Шостаковича, и, конечно же, джаз, пущен в общий «замес».
Одним из педагогов де Солауна была Нина Светланова, в свою очередь, ученица Генриха Нейгауза. Манера игры де Солауна имеет в своей основе нейгаузовскую школу с ее певучестью и прозрачностью, но обогащена чисто джазовыми приемами: нарочитым non legato, пружинистостью и перкуссией, рождающей ассоциацию с этникой и архаикой. Особенно последнее заметно в «Седьмой импровизации».
Кстати, при всей видимой непредсказуемости общей картины, концерт четко структурирован в единое пятичастное произведение (11 импровизаций сгруппированы в 5 частей): «Предисловие» (Proemio), три «Волны» (вернее было бы назвать их «Мановениями») по три миниатюры в каждой, и, наконец, Colofón (буквально «венец, завершение», а еще – текст на последней странице старинной книги, в котором сообщаются данные об авторе, а также времени и месте создания произведения). Другими словами, концерт завершается музыкальным портретом самого автора в настоящем времени.
И все же деление на части достаточно условное. Одно состояние перетекает в другое, как поток мыслей, которые в итоге – в процессе творческой сублимации – связываются в некие силлогизмы, выводы, утверждения…
Игра теней и солнечного света, тревога, которую хочется успокоить, водяные брызги и перестукивание капель – то ли отголоски листовских «Фонтанов виллы д’Эсте», то ли «Игры воды» Равеля – беспокойные тремоло и агрессивные пассажи, экспрессия, болезненная атональная растерянность и неистовая виртуозная мощь рахманиновского толка («Восьмая импровизация» так подействовала на публику, что вызвала аплодисменты, к которым так и хочется присоединиться!).
Хаос? Нет! Воплощение подсознания творческой личности.
«Когда такой музыкант, как Хосу де Солаун, начинает импровизировать, он приглашает других присоединиться к нему в путешествии без начала и конца, в смелом путешествии через необъятность музыки» – говорится в буклете. Есть версия, что мысли материальны. Нейгауз считал, «чтобы быть хорошим художником, надо воображать то, чего нет».
Однажды Кита Джарретта спросили, как у него рождаются его импровизации. «Не знаю… – ответил музыкант. – Наверное, было бы очень плохо, если бы я мог это объяснить».
Вот и слушая музыку де Солауна, мы тоже абсолютно не понимаем, как это сделано!
Mariya ZalesskayaMuz Life Magazine (RUSSIA)
read moreRoots - The Adda Concert
Nach seiner CD PanDEMiCity veröffentlicht der Pianist Josu de Solaun bei Aria Classics ein weiteres, auf freier Improvisation basierendes Album, das live beim Alicante Jazz Festival aufgenommen wurde. Das Album ist in fünf Blöcke unterteilt und enthält 14 Improvisationen.
De Solaun erklärt im Booklet, dass « ich jahrelang das verloren habe, was man meine magnetische Durchlässigkeit nennen könnte: die Fähigkeit eines Materials, etwas durch sich hindurchzulassen ». Er unterstreicht auch « die Bedeutung solcher magnetischen Kräfte » als eine Art Navigationskompasse, die seine musikalische Reise durch ein Rezital mit einem leeren Notensystem leiten, in das er sein ganzes « Magma der Erfahrung mit all seinen Rissen und Fehlern » gießt.
Es mag vorteilhaft sein, ein Konzert mit freien Improvisationen live zu erleben, weil man dann auch die visuelle Komponente, den Pianisten am Klavier, einbeziehen kann. Eine live aufgenommene CD mit Improvisationen kann ich mir eigentlich nur mit geschlossenen Augen anhören, um so dem Pianisten und seinem Improvisieren nahezukommen.
Und so erlebt man auf dieser Schallplatte garantiert eine großartige Musikstunde. De Solauns fantasievolles Improvisieren wird nie zum Leerlauf, es wirkt nie banal oder recherchiert. Die Musik fließt bei aller Komplexität sehr natürlich, erreicht aufgewühlte Momente ebenso wie solche von wunderbarer Poesie und Lyrismus. Aber selbst in dramatischeren Passagen bleibt das Spiel des Pianisten immer ästhetisch und delikat, auch dann wenn die Rhythmen mal ganz rockig werden.
Eine derart geistreiche und doch immer spontane Kreativität zeigt die eminente Größe dieses Künstlers, der über die Kunst des Improvisierens im Booklet einen höchst interessanten Text verfasst hat.
Remy FranckPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreNocturnes on the Margins
Ein Programm mit Nocturnes ohne Chopin: Der spanische Pianist Josu de Solaun, mittlerweile als einer der interessantesten Pianisten unserer Zeit fest etabliert, wenn auch noch immer nicht genügend bekannt, schöpft aus dem reichen Nocturnes-Repertoire und präsentiert ganz besonders schöne und musikalisch wertvolle Kompositionen.
Er tut es sehr stilvoll, mit der Sorge, nie sentimental zu werden, mit großer Klarheit, und immer mit jenem Grad an Nachdenklichkeit, mit jenem Reichtum an Differenzierung, der die Musik auch nicht bloß träumerisch werden lässt.
Formale Feinstrukturen und harmonische Mischungen werden in ihrer ganzen Komplexität berücksichtigt, ohne die Intimität je in Frage zu stellen.
Er erzählt uns diese Nachtgeschichten ohne auch nur einen Anflug von gekünsteltem Spiel, ohne jede belanglose Artigkeit und in einem Maße raffiniert, dass man immer wach bleibt.
Remy FranckPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreDel buen momento que vive el pianismo español (un largo arco lo describe entre Martín García García y Joaquín Achúcarro) da muestra Josu de Solaun con un recorrido impecable desde sus victorias en los concursos José Iturbi (2006) y George Enescu (2014) hasta el premio ICMA recibido por su disco Haydn. Residente en Nueva York durante una década, decidió establecerse en Madrid el mismo año (2019) en el que ofreció en el auditorio de la Fundación March este recital consagrado a un género central en el repertorio pianístico: el nocturno.
Lo que destaca en el disco no es solo la enorme ausencia de Chopin (también la de Field) sino la presencia de ocho compositores de diferentes orígenes que partieron de un lugar común, el nocturno romántico, y ampliaron su horizonte sonoro y expresivo. Así conviven Fauré y un Respighi atraído por el impresionismo con un introvertido Griffes, un Vladigerov al que siempre acompañó el sonido de su Bulgaria natal o un Barber que hizo del pasado un motivo permanente de inspiración: su Nocturne (1959), al remitir al origen del género y a la vez bordear las fronteras del serialismo, es una de las indudables revelaciones del disco. Lo es también el Nocturno para la mano izquierda del pianista de jazz Fred Hersch, en el que asoma la herencia de Scriabin.
Más allá del valor que adquiere cada pieza, De Solaun da coherencia al conjunto con un pianismo rico, envolvente y de gran capacidad de sugerencia, muy diferente del fuego, la bravura y el poderío que luce en otros repertorios. Solo los maestros pueden alternar de una manera tan confiada lo secreto y lo público, lo silencioso y lo grandioso, y hacer del acto de tocar el piano algo tan íntimo como en este recital. Escuchándolo se llega a compartir la impresión de Van Gogh de que “la noche es mucho más viva y rica en colores que el día”.
Asier Vallejo UgarteSCHERZO
read moreLoss & Love: Schubert/Schumann
Die beiden ganz großen Lebensthemen, die Liebe als gewünschte Emotion und der Tod als unausweichliches Ereignis, haben sich die beiden Interpreten für ihre Aufnahme ausgesucht. Als geeignete Komponisten haben sie Franz Schubert und Robert Schumann identifiziert. Die Arpeggione Sonate von Schubert und von Schumann u. a. die Fantasiestücke sind die auserkorenen Werke.
Die Interpreten, beide auch mit spanischen Wurzeln, haben sich diese so bekannten Werke vorgenommen und einen sehr gut klingenden Weg gefunden, sie darzustellen. Dabei zielen sie auf eine fortlaufende Erzählung und nicht so sehr auf die pointierte Herausstellung bestimmter Phrasen oder Momente. So zeigen sie einen durchgehenden Fluss voller Schönheiten.
Der Cellist Adolfo Gutierrez Arenas weiß sowohl schnelle wie auch langsame Tempi zu bedienen. Während er höhere Tempi mit dem erforderlichen Maß an virtuoser Freude und Fertigkeit wie er bei langsamen Tempi gefühlvoll mit einem vibrierenden lyrischen Antritt agiert.
Pianist Josu de Solaun ist ein mehr als bewährter Begleiter, wie er schon anderweitig gezeigt hat. Auch hier bietet er feinfühlige Fingerkunst für die Tasten an, die zu einer eigenen Erzählung des Klavierparts führt, ohne deswegen die Cellostimme zu bedrängen oder gar zu überdecken.
Uwe KruschPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreDice Adolfo Gutiérrez Arenas, literalmente, en la Dársena (RNE) durante una fresca entrevista de Jesús Trujillo para presentar este primer disco juntos, que se ha encontrado con otro mudo: Josu de Soluan (¡qué gracia!). Quien se pregunta: ‘¿Qué hay que hablar? Si la música dice tanto ya… Hay que estar atento, porque la racionalidad verbal y la musical se solapan’. Y cierto es que, cuando la música suena, las palabras sobran. Pero si a eso vamos, ¿qué decir aquí? Perdón si tengo que recurrir —¡qué remedio!— a la ‘racionalidad verbal’ para intentar transmitir algo que seduzca a los lectores de Melómano y disfruten de la racionalidad y emoción musical que emann de este álbum: música nostálgica con trazos terrenales, populares, risas y llantos, sentimientos extremos y contrastantes ante lo inefable, expresado gracias a la poética que trasluce la experiencia personal de cada uno de los artistas. Ambos dedican este disco abiertamente a sus padres, fallecidos en los últimos años.
La personalidad de estos dos grandes ‘S’ alemanas, Schubert y Schumann, como creadores de su tremenda música (la Arpeggione del primero, y los opp. 70, 73 y 102 del segundo), traducida y recreada por la personalidad de dos artistas como Adolfo y Josu, crepita como un mar agitado, holístico e insondable, en el encrespado acantilado del Romanticismo evocador, intimista, misterioso y sentimental. Iba a decir como una ola, pero queda corto, porque no es una, son muchas las cumbres y es mucha la riqueza que habita bajo la superficie, con corrientes cálidas y complacientes, con enigmas que se nos muestran sin desvelarse, con belleza emocionante. ¿El secreto? Ellos, los dos, lo dicen: saben respirar juntos… y eso es algo natural. Gracias por lograrlo y por compartirlo. En este mundo de la música (intérpretes, compositores, musicología, docencia, comunicación, arte), uno de los principales virus es el gran ego que a muchos impide ver más allá de sus narices, despreciando con frecuencia lo que no es propio. Pero vamos bien si somos capaces de disfrutar, como es el caso, de la calidad, independientemente de engarzar a la perfección o no con el criterio que alguien pueda tener sobre cómo debe culminar o declinar tal fraseo, del nivel de pedalización que hubiera gustado en cierto pasaje, de que parte del repertorio haya sido escrito o no originalmente para chelo y piano, de detalles que podrían ser importantes en la propia visión de quien se planteara hacer las cosas diferentes, pero que se esfuman si lo que escuchamos está bien construido, bien afinado, bien propuesto, bien dicho, bien cantado.
El chelo de Adolfo en este disco, dice Josu (y no le quito la razón), canta, suspira, susurra y a veces baila… El piano de Josu da la cara, como espejo del alma, a una sensibilidad extraordinaria, culta y oculta, de excelente calidad. Otro lujo de este disco son las notas al programa de José Luis García del Busto, pluma de insuperable reputación en España y hombre bueno entregado siempre al estudio y divulgación de la música. Afirma del Busto sobre el opus 102 de Schumann que ‘las cinco son muy sencillas, de forma ternaria y, aunque no responden a un tipo de escritura convencionalmente “virtuosística”, sí permiten un aprovechamiento admirable de las peculiaridades del violonchelo’, mas, el virtuosismo que aquí se concita trasciende lo banal, lo artificioso, la mera superficie, se trata de un arte hermenéutico que penetra en lo interno, en lo inefable, en la línea que los intérpretes predican: no caer en lo corriente. Porque lo esencial está tras la superficie, ‘se trata de musicalizar el instrumento y no de instrumentalizar la música’, dice Adolfo, y también que ‘la normalidad asusta’. Ahí matizaría, amigo, que lo normal es maravilloso y que supera en mucho a lo corriente. La amalgama de talento que fluye en este disco se escapa de lo corriente, trasciende a una corriente con sirenas que anuncian nuevos tesoros, de música e interpretación, que nos encantaría descubrir en la categoría de la normalidad pues, finalmente, es cosa nuestra que lo bueno, la calidad y lo extraordinario, sea normal, distinto a lo corriente.
Así que, con toda normalidad, abiertamente y con mucha satisfacción, declaro este disco altamente recomendable y advierto al lector: estén atentos a lo que ambos artistas se propongan. Hoy, este Schumann y Schubert: Melómano de Oro, puro.
¡Enhorabuena y a por más!
Antonio SoriaMelomano
read moreLa efusividad de Florestan contrasta con el lirismo y la melancolía de Eusebius en estas obras de Schumann, creador ficticio de estos dos mundos imaginarios a modo de su Doppelgänger, en los ciclos Op. 70 (original trompa y piano), Op. 73 (original clarinete y piano) y Op. 102, que anteceden a la Sonata Arpeggione de Schubert. Y de este modo, y en estado de gracia, el chelista Adolfo Gutiérrez se nutre del pianismo intenso, inteligente y emotivo de Josu de Solaun para recrear estas músicas con una belleza y técnica muy natural, que nunca se desborda por el precipicio del sentimentalismo, tan proclives como echar una cucharada más de azúcar en la taza. Solo el Adagio del Op. 70 (donde un trompa sufre más que un chelista) que abre el disco, ya es como la apertura a un nuevo mundo, una vez dentro es difícil salir. Por otra parte, son tempi comedidos, regulados y pensados, ya que la poesía florece a cada compás con la genialidad habitual de su autor. Las menos frecuentes Cinco piezas en estilo popular Op. 102 reciben el fino toque humorístico del chelista, secundado con sorna por Solaun, que sabe estar atento y destacar el ritmo “burdo” escrito por Schumann (primera de las piezas), desarrollando el ciclo como una suite que alcanza su cima en la brillantez de la pieza final.
La Arpeggione es un verdadero campo de minas, con una escritura pianística casi a la inversa de la del chelo, pero la simbiosis es tal que pocos músicos podrían ofrecer una interpretación tan hermosa y redonda como esta, sin aspavientos y con la sencilla determinación de crear mucha belleza.
Gonzalo Perez ChamorroRITMO 2015
read moreGeorge Enescu: Piano Quartet and Piano Trio
Das erste Klavierquartett sowie das Klaviertrio in a-Moll von George Enescu verbindet, dass sie erst 1965 wiederentdeckt worden sind. Das Quartett hatte bis dahin wenige Aufführungen, das Trio war dann erstmals zu hören. Das im Vergleich zum Trio mit epischem Ausmaß beinahe doppelt so lange Quartett weitet an mehreren Stellen die Grenzen der Kammermusik hin zum Orchestralen. Es handelt sich um ein zukunftsweisendes Werk, bietet es doch in einem traditionellen Muster eine originelle Konzeption, bei der verschiedene bis dahin unerhörte tonale und rhythmische Effekte zum Einsatz kommen. Das Trio zeigt deutlich die tiefe Verwurzelung Enescus in der Volksmusik seiner rumänischen Heimat, die hier in natürlicher und nicht in klassisch zurechtgeformter Weise verwendet wird.
Für die Einspielung haben sich Künstler zusammengetan, die, soweit erkennbar, in dieser Besetzung erstmals zusammenkommen. Dass sich das gelohnt hat, darf man bei diesen sowohl sehr natürlich wie auch energiegetriebenen Darbietungen hören. Weder leugnen sie die enge Heimatverbundenheit der Musik noch die ebenfalls existierende Modernität der Werke. Dabei behalten sie jedoch mit klangschönem Spiel und vorzüglicher Spielweise jedoch immer die Zuhörer im Blick, so dass ihre Interpretationen zum angenehmen Hören alle Türen offenhalten. Ihr Zusammenspiel ist von gegenseitigem Aufeinandereingehen geprägt, so dass sie sich gegenseitig stützen und ergänzen und so ein angeregtes Miteinander erzielen.
Uwe KruschPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreDespite the growing interest in the less kitschy Enescu material that lies beyond the ever-popular Romanian Rhapsodies, it’s been a decade since a new recording of the First Piano Quartet has shown up on these pages. That’s surprising. Composed in 1909, it’s a wide-ranging and large-scale work (37 minutes in this performance) that intermingles highly saturated counterpoint with the lean vinegar-tinted sparseness of late Liszt, outgoing post-Romantic strivings with haunting hints and whispers (drawn, in part, from Fauré), all held together by strong melodic grip and rhythmic impulse that pulls us in ever new directions, its exploratory spirit assuring that the music—extensive as it is—never outwears its welcome. Hearing it is a superb experience.
It contrasts well with the never-quite-finished trio, composed in 1916 but not discovered until 1965. The trio is, paradoxically, both more concentrated and (like so much of Enescu’s mature work) more elusive. On the one hand, it’s much shorter, less expansive in utterance, clearer in texture—all in all, a work of considerably more tact. On the other hand, the haze that obscures the quartet’s features has spread, the tonal foothold has weakened, and the narrative progress is less clear. As I said in my review of the recording by the Brancusi Trio (Fanfare 35:6 and Want List 36:2), it begins in medias res—and you never get a sense that you’ve learned the backstory.
This new disc makes a persuasive case for the music: The readings are well coordinated, surely balanced, finely colored (except for a few passages where the stratospheric demands of the violin part aren’t quite met), and—where appropriate—dramatically riveting. The music often features unexpected shifts in attitude—and these performers capture the sharp turns with utter confidence. I wouldn’t say that these players have alienated my affections from the slightly more settled and more elegant recording of the A-Minor Trio by the Brancusi Trio (coupled with Enescu’s precocious early trio from 1897). In the quartet, there are good arguments in favor, too, of the Schubert Ensemble, slightly broader in approach and clearer in texture, on a disc that gives us both of Enescu’s piano quartets. Even better, to my ears, is the reading by the Mariani Piano Quartet (coupled with the Fauré Second Piano Quartet; recorded in 2017 but never reviewed here), which captures the music’s velvet sensuality exceptionally well. But if you’re looking for this coupling—two important chamber works at a key juncture in Enescu’s career—this CD should suit you.
Peter J RabinowitzFanfare Magazine (USA)
read moreIn his recent review of this CD Philip Buttall described the genesis of the works in some detail as well as an apt discussion of their musical substance. My impressions will supplement his, as I can only agree with his assessments. This is also my first acquaintance with these pieces, which have received several earlier recordings.
Neither of these compositions reminded me of the Enescu I knew before—basically his Romanian Rhapsodies and Third Violin Sonata—that are redolent with the sound of his native folk music. Both the Piano Trio and the Piano Quartet No. 1 owe a debt to Enescu’s teacher, Gabriel Fauré, but are convincingly individual works in their own right. Indeed, with the piano’s rolling arpeggios accompanying the soaring melody of the strings at the beginning of the trio I hear Fauré’s influence a great deal. There is also more than a hint of Brahms in this piece, too, but nothing specifically comes to mind. At the same time, as Buttall has noted, Enescu employs some whole tones reminding me that he was also influenced by French Impressionism. With all of these influences, though, the work holds together well and is successfully crafted. The briefer second movement is a theme and variations which I find most attractive. One wonders that if Enescu had seen this work through to completion, this movement might have been more extensive. As it is, it has merely three variations and lasts under six minutes. Interesting that the third variation is indicated as “tempo di Siciliano” while it is the second variation which most recalls the Sicilienne from Fauré’s Pelléas et Mélisande with the cello’s songful theme. The start of the finale, on the other hand, seems like a direct descendent of Chopin’s Funeral March from his Second Piano Sonata, as the piano has loud chords in the bass with its heavy tread accompanying a forceful, tragic-sounding melody in the strings. As the music progresses it lightens up and dances, fully affirming the designation of “Vivace amabile.” The musicians, not specified as a trio as such, perform Enescu’s work as if they had been playing together for years. They clearly have the full measure of the music without any member unduly dominating.
Enescu’s First Piano Quartet is an equally appealing companion to the trio. While the trio is more of a transitional work, the quartet seems more solidly in the Romantic tradition. The first movement begins with a unison melody by the quartet that in its darkness recalls Fauré’s own Piano Quartet No. 1, but then takes off in another direction with a Romantic theme. Later the piano has a tune that sounds a lot like Rachmaninov, but there is substantial variety of moods in the movement with lighter passages, including pizzicato and simpler piano figures. The music becomes incisive, vigorously leading to a coda that forcefully concludes the movement. The second movement begins with a tender cello solo that Richard Whitehouse in the liner notes aptly describes as “a noble cello threnody.” The movement is marked “Andante mesto,” which suits its pensive mood well. Enescu utilizes chromatic and modal harmony, recalling such French antecedents as César Franck. The finale then comes as quite a jolt after the work’s earlier movements and those of the Piano Trio. It is designated “Vivace” and its rhythmic, vigorous style provides more than a hint of the composer’s Third Violin Sonata to come with its Romanian folk influence. The movement contains contrasting, lyrical themes before concluding the work in high spirits. If I had to choose one section of either work here, it would be this ebullient finale. The musicians’ esprit de corps in this piece and throughout the disc is palpable.
While there are other recordings of this music available, excerpts of which I auditioned, none seem superior to the performances here. Naxos has contributed its usual succinct, but substantial notes on the works and performers with colour photos of the latter. Fans of Enescu may obtain this product with confidence.
Leslie WrightMusicWeb International
read moreFantasque
Fauré hat den ersten Satz seiner Violinsonate mit Allegro molto überschrieben. Und so spielen ihn die meisten Geiger, darunter Francescatti, Heifetz, Grumiaux, Amoyal…Sie brauchen für den Satz zwischen siebeneinhalb und etwas über neun Minuten. Das Duo Pietsch Solaun nimmt sich dafür 10 Minuten und 27 Sekunden. Und das bringt ungemein viel. Aus dem oft bloß flüssig gespielten Stück wird eine eminent bedeutsame Musik, ein leidenschaftlicher Dialog zwischen Klavier und der Violine, die sich wie eine Katze um das große Schwarze dreht, mal anschmiegsam, mal Köpfchen gebend oder den Hintern hochhebend, um sich dann auch g’schamig unter dem Klavier zu verstecken. Es sind großartige Stimmungen, die diese Musik so reich werden lassen, wie ich sie noch nie gehört habe. Wunderbar lyrisch und ausdrucksvoll ist das Andante, hinreißend verspielt und keck das Allegro vivo mit seinem reflektiven Mittelteil, der die Energie speichert für die brillante Coda. Eine leidenschaftlich eloquente Interpretation des Schlusssatzes beendet diese Aufführung, die in der Erzählkunst weit über die gelackten Darbietungen anderer Duos hinausgeht.
Und wenn Debussy den zweiten Satz seiner Sonate mit Fantasque überschrieben hat (er gab der CD ihren Titel) dann spüren Pietsch und Solaun dem Fantastischen schon ganz klar im ersten Satz nach. Wo andere Geiger, Oistrach etwa, der Sonate einen eher mysteriösen Touch geben, gehen die beiden hier vereinten Musiker voll zu Sache und ergründen die merkwürdige Unruhe dieses Satzes, den sie genauso fantasque gestalten wie den Rest dieser seltsamen Sonate, die in vielen Interpretation klassischen Bahnen folgt, wo alles seinen Platz hat, während hier mit ganz eigenwilligen Temporückungen und Akzentuierungen die Sonate die Qualität einer Paraphrasierung des Fragezeichens und des Gedankenstrichs erlangt, wobei das Ausrufezeichen einen schweren Stand hat.
Die G-Dur-Sonate von Ravel wird nicht weniger eloquent gespielt, das oft Draufgängerische des einleitenden Allegrettos weicht einem sehr sinnlichen Musizieren, das mit seiner artistischen Klugheit und Kühnheit bezaubert. Und wenn Sie den Blues einmal als Parodie hören wollen, dann diese CD die richtige Adresse. So schräg!
Die fesselnde Spontaneität, die die ersten zwei Sätze auszeichnet, gilt auch als Merkmal des Finalsatzes, dessen musikalische Intensität berauschend ist.
Mit der Poulenc-Sonate beschließen Franziska Pietsch und Josu de Solaun ihr Programm. Im Vergleich zu der Kopatchinskaja-Leschenko-Einspielung wirkt die Interpretation des ersten Satzes nicht so einspurig drängend, sondern viel variabler. Es ist keine Autobahnfahrt auf der Überholspur, sondern eine Fahrt über eine unebene Landstraße. Wenn der Pianist mit glöckchenähnlichen Klängen das Intermezzo einläutet, weiß man schon, dass auch dieser Satz sehr besonders werden wird. Und im Finale überbietet das Duo wiederum die beiden vorhin genannten Musikerinnen, weil die Tragikomödie genüsslich sarkastisch zum Ausdruck kommt. Die Freiheit ist groß hier, die groteske Gestik noch reicher. Fantasque. Der Titel der CD ist mehr als Programm. Er ist Grundlage der Interpretation aller Stücke.
Ich habe vorhin das Wort ‘Kühnheit’ gebraucht. In der Tat sind die vier Sonaten hier in ganz speziellen Interpretationen zu hören. Es wird Leute geben, die das nicht mögen, die lieber beim Glatten bleiben. Solche Musikphilister werden durch diese unerhört geistreichen Interpretationen erschreckt werden. Wer sich aber auf die Musik einlässt, wird von dem Fantastischen, das Frau Pietsch und Herr de Solaun produzieren, begeistert sein.
Remy FranckPizzicato (LUXEMBOURG)
read more„Fantasque“ betiteln Franziska Pietsch und Josu de Solaun ihre neueste CD und beziehen sich damit laut Booklet auf den „roten Faden des Fantastischen, Wunderbaren und Bizarren, des Eigenwilligen und bittersüß Nostalgischen, des Facettenreichen und Humorvollen“, der sich in „der vielfältigen Welt der französischen Violinsonaten“ finden lässt.
Auch wenn diese der Prosa von Konzertführern abgelauschte Charakterisierung der versammelten Musik nur wenig gerecht wird, haben die beiden Künstler eine abwechslungsreiche Werkabfolge zusammengestellt und dabei einige Schlaglichter auf die Entwicklung der Gattung Duosonate zwischen 1876 (Gabriel Faurés Sonate Nr. 1 A-Dur op. 13) und 1943 (Francis Poulencs Violinsonate d-Moll) geworfen, wobei Claude Debussys Sonate g-Moll (1917) natürlich ebensowenig fehlen darf wie Maurice Ravels Sonate F-Dur (1927).
Auch wenn die Auswahl daher nicht wirklich überrascht – man hätte ja auch einmal auf unbekanntere, aber kompositorisch ebenso reizvolle Sonaten von Vincent d’Indy, Louis Vierne, Albéric Magnard, Guy Ropartz oder anderen zurückgreifen können –, stimmt in musikalischer Hinsicht einfach alles. Das individuelle Können beider Partner bietet die Grundlage für ein ausgewogenes, klanglich durchdachtes Zusammenspiel, das auch dort voller feiner Details und unerwarteter Wendungen steckt, wo man die Musik eigentlich zu kennen glaubt: So unterstützt beispielsweise das agogisch unterstrichene Weiterreichen der Melodiephrasen im Kopfsatz von Faurés Sonate die Wahrnehmung der Musik als atmender Organismus, dessen klangliche Existenz zwischen den Polen Dramatik und Ruhe balanciert.
Analog hierzu bringen die Interpreten Debussys Sonate durch ein geduldiges Austasten der Ruhepunkte in Gang und entfalten im Anschluss daran den Kopfsatz aus dem Spannungsverhältnis zwischen sinnlicher Klanggebung und dramatischen Zwischenbereichen, wobei – insbesondere in den nachfolgenden Sätzen – immer auch das Wechselverhältnis von präziser Einhaltung des Taktmaßes und rhapsodischer Gestaltung neu ausgeleuchtet wird.
An der Wiedergabe von Ravels Sonate beeindruckt vor allem die Klarheit der Darstellung: In gekonntem Understatement werden Streich- und Tasteninstrument als unvereinbare, sich nicht vermischen wollende Klangerzeuger einander gegenübergestellt, um dennoch in gemeinsamer Anstrengung verschiedenste Regionen zwischen zarter Zurückhaltung und klanglicher Schroffheit zu berühren.
Der herbe Ernst von Poulencs Sonate bildet sowohl das – gut gewählte – Ende wie auch den Höhepunkt der CD: Auch hier lässt Pietsch immer wieder wohlgeformte, durch unterschiedliche Vibratoschattierungen eingefärbte Kantilenen hören, denen der Pianist mit flexiblem Anschlag begegnet, doch entfalten sich in der ausgefeilten Agogik des musikalischen Dialogs und im sensiblen Umgang mit Tempo- und Ausdruckswechseln darüber hinaus eine Vielzahl anderer, mitunter beklemmend fahler Farbwerte.
Stefan Dreesdas Orchester
read moreA commentator once made the observation that Fauré stood for the feminine qualities in music, in that his style was “flexible, smooth, circumspect, shimmering, and witty.” There’s scarcely wit in Fauré’s Violin Sonata No. 1, but the other adjectives are fitting; they could generally be applied to the three later French violin sonatas on this new release. Franck gave the genre of the violin sonata a new stature in France, but after the defeat of the Franco-Prussian War, there was a xenophobic backlash in Parisian musical circles. A much better predictor of the future is Fauré’s gentle dreaminess than Franck’s ambitiousness.
The much-admired German violinist Franziska Pietsch, who was born in East Germany in 1969 and began as a child prodigy, has already recorded the Franck Violin Sonata. She has had to shift into a different sound world for Fauré and the three other composers whose sonatas she plays in chronological order. The span is from 1877, when the Fauré received its Paris premiere at the rabidly nationalistic Société Nationale de Musique, to 1943, when Ginette Neveu premiered Poulenc’s Violin Sonata in Nazi-occupied Paris.
Fauré had for all intents and purposes patented a liquid style that is most apparent in the wash of sound produced by the piano in his chamber works. The constant passagework and arpeggiated chords risk monotony, and Pietsch is fortunate in having the superb Spanish pianist Josu De Solaun to partner with. This is their second album together, and both performers contribute their own voices, not to mention a vibrant musical imagination. The Fauré Sonata is delicately etched, and there’s a pristine quality about Pietsch’s varied tone that keeps the piece from cloying. It takes skill to balance the rhapsodic side of the music and a feeling of intimacy. De Solaun’s surges of Romantic euphoria are exciting when they appear, but Pietsch’s whispered phrasing is just as arresting.
Debussy began signing his compositions as “musician français” during World War I, and at the same time as making this patriotic gesture, his musical imagination became simpler (perhaps in the direction of populist appeal). I’ve tended to underrate the Violin Sonata of 1917, but during the Debussy centennial year Renaud Capuçon released a luminous, highly Romantic, and gorgeous-sounding version that was irresistible (Erato). Pietsch and De Solaun are startlingly different. They focus minutely on every phrase, injecting nuance at almost the microscopic scale, and in addition Pietsch uses a deliberately un-Romantic tone. Instead of being mannered, the result is utterly captivating, adding new dimensions one never suspected to exist. Their reading is the essence of the performer as a re-creative artist. There are moments, like the end of the first movement, that burst with bold exuberance, too. The opening of the second movement is so eerie that music which seemed fairly straightforward even from a great violinist like Capuçon acquires a kaleidoscopic range of color and mood. The closest kindred spirit I can think of is the equally daring and innovative Patricia Kopatchinskaja (there’s a strong kindship with Vilde Frang as well).
My shorthand for this style is that the violin is made to “speak” with the inflections of the human voice. As applied to the Ravel Violin Sonata, the effect is as magical as in the previous two pieces, and De Solaun shows a capacity for finding wonderfully expressive gestures in the piano part. Everyone remembers the second movement, titled “Blues,” which evokes a smoky den that isn’t quite in Harlem, more on the Left Bank. Pietsch’s delivery is slinkier than anyone I’ve heard before (a compliment). The finale may be titled “Perpetuum mobile,” but these performers go from a halting opening that sounds like a Motel T Ford with a balky starter to an angry buzzing wasp once the movement begins its rapid flight maneuvers.
I’d never heard the Poulenc Violin Sonata before (counting his previous attempts, it is at least his fourth try in the genre), and I anticipated something witty and slick, insouciant and clever by turns. Those might be accurate descriptions, but Pietsch responds to the historical moment in occupied Paris and adds an edge of desperate, frenetic energy that is very apt. The piece makes a good pair with the Ravel as two cabaret sonatas. Poulenc is often at his best in chamber music, and his Violin Sonata mixes cheery melodies, sentimentality, and a world-weary semblance to Edith Piaf. The present performance, like everything else here, is a wonder.
I cannot exaggerate the imagination and creative reach of this album. On the surface it replicates dozens of recordings of the Fauré, Debussy, and Ravel sonatas, but the music-making is entirely personal and unique. I’m avid now for anything Pietsch and De Solaun record.
Huntley DentFanfare Magazine (USA)
read moreShostakovich & Strauss Violin Sonatas
Zu ihrer Aufnahme der Sonaten von Prokofiev, damals noch mit Detlev Eisinger am Piano, schrieb der Pizzicato-Rezensent, « Ihre Interpretation ist schonungslos emotional, mit kantigen Passagen und radikaler Gegenüberstellung von zarter Lyrik und zerrissenen Welten.“ Diese schonungslose Herangehensweise kann man auch der aktuellen Einspielung der beiden gegensätzlichen Welten bestätigen.
(Uwe Krusch) – Während die Sonate des 23-jährigen Richard Strauss durch jugendlichen Überschwang, frische Liebesgefühle und Zukunftsahnungen geprägt ist, schrieb Shostakovich, angegriffen und angeschlagen, in seine Violinsonate Angst und Trauer hinein. Soweit diese beiden Ansätze die Werke trennen, so eint sie doch die tiefen Gefühle, die sie vermitteln.
Franziska Pietsch stürzt sich mit Verve in die Interpretation und bringt es in beide Richtungen, Freude und Trauer, zu großer Darstellung. Da mag auch manches mit zu plakativen technischen Mitteln gespielt werden, wie einige gepresste Töne, Rutscher. Aber wer benimmt sich in überwältigender Freude nicht auch mal ein wenig schräg. Die Lebensgier und viel Kraft bei Strauss werden klar und deutlich.
Der erste Satz bei Shostakovich wirkt dann etwas zurückhaltend, aber die Emotionen kehren in den beiden Folgesätzen zurück.
Ihr neuer Begleiter, Josu de Solaun aus Spanien, hat es da trotz seines aufmerksamen und makellosen Spiels schwer, auf sich aufmerksam zu machen. Aber es gelingt ihm so, dass die Sonaten ein gemeinsames tiefschürfendes Klangbild beider Instrumente ergeben.
(Guy Engels) – Es ist vor allem die späte Shostakovitch-Sonate, die den Zuhörer in einen regelrechten Sog menschlicher Gefühle hineinzieht. Von der ersten Note an, von den ersten bedrohenden, bedrückenden Tönen fesselt diese Interpretation des Duos Pietsch-Solaun. Da stellen sich urplötzlich existenzielle Fragen in einer Art, wie nur perfekte Kenner von Shostakovichs Musik sie aufwerfen können.
Franziska Pietsch packt nicht nur ihr ganzes technisches Können aus – von bissigen, abgerissenen, kurzen Strichen zu tiefgründigem Lamento – , sie ist vor allem eine hervorragende Gestalterin, dies aus dieser über 30minütigen Sonate ein Drama von shakespearschem Charakter macht mit allen Abgründen, Freuden und Leidenschaften eines Menschenlebens.
Als Ouvertüre und perfekter Kontrast erklingt zunächst die spätromantische Strauss-Sonate, die Franziska Pietsch in einen schönen Ton mit sattem Schmelz kleidet, ohne dabei in naive Sentimentalität und Nostalgie vergangener Zeiten zu versinken.
Hier werden zwei grosse und grundverschiedene Werke des 20. Jahrhunderts hervorragend in all ihrer Gegensätzlichkeit von zwei ausgezeichneten Musikern interpretiert.
Uwe Krusch and Guy EnglesPizzicato (LUXEMBOURG)
read moreA new Audite release offers a thought-provoking coupling of violin sonatas by Richard Strauss and Dimitri Shostakovich, written respectively in the early summer and winter of the composers’ lives. Strauss composed his Violin Sonata in E♭Major during the years 1887–88. Strauss, in his mid-20s, was then an assistant conductor at the Munich Opera. During this period, Strauss met and fell in love with soprano Pauline de Ahna, whom he would marry in 1894. Strauss’s tone poem Aus Italien premiered in Munich in 1886. On November 11, 1889, Don Juan received its triumphant first performance in Weimar, conducted by the composer. From that point on, Strauss became recognized and celebrated as a master of narrative works, including orchestral tone poems, operas, and songs. The Strauss Violin Sonata, which premiered in Elberfeld on October 3, 1883, is, unlike the programmatic Aus Italien and Don Juan, absolute music. But the voice of the Strauss Violin Sonata is clearly that of the composer who would soon dazzle the world as one of the greatest musical storytellers (the vaulting theme of the finale is a sort of Don Juan meets Der Rosenkavalier). And it is a bold, youthful, and exuberant voice in the bargain.
By contrast (and it’s difficult to imagine a more profound one), Shostakovich wrote his Violin Sonata, op. 134, dedicated to David Oistrakh, in 1968. Shostakovich was 62, and just four years away from his death, due to lung cancer. In addition to the hardships of surviving the Stalin era and the Nazis, Shostakovich had suffered a heart attack, as well as contracting a form of polio that ended his ability to play the piano, and even made putting notes to paper a difficult task. Is it any wonder that the Symphony No. 14, composed in 1969, is a setting of various poems about death, or that at the work’s premiere, Shostakovich told the audience: “Death is in store for all of us and I for one do not see any good in the end of our lives. Death is terrifying. There is nothing beyond it.” In the Shostakovich op. 134 Violin Sonata, an expansive opening movement, bleak in mood and spare in texture, yields to a brief scherzo, a danse macabre laden with violence and anger. The finale is a passacaglia in slow tempo, based upon a 12-tone theme. The movement is constructed as a grand arch, building to a fearsome climax before resolving to hushed resignation. A final cry of pain yields to the whispered closing measures.
Both sonatas receive superb performances from the duo of violinist Franziska Pietsch and pianist Josu de Solaun. The Strauss is played with arresting virtuosity, rich and vibrant tone, and imaginative and superbly executed flexibility of phrasing. This is a performance with a level of precision that can only be the product of meticulous preparation, but one that still sounds absolutely spontaneous. The musicians adopt a far more austere voice for the Shostakovich, but with no lack of the requisite power for the work’s emotionally crushing moments. Once again, the level of execution is on the highest plane. In short, Pietsch and Solaun both highlight the stark contrasts between the two sonatas, and realize each work’s individual greatness. These excellent performances are reproduced in marvelous, lifelike sound; impactful, but without any sense of artificial enhancement. Jose de Solaun’s superb program notes—passionate, insightful, elegantly written, informative, and educational, but without a hint of pedantry—are a model of their kind, and a true asset to the project. This is not a recording designed for easy commercial success, but it deserves to be heard by the widest listenership possible. Highly recommended.
Ken MeltzerFanfare Magazine (USA)
read moreSpiritual Wings
El álbum, grabado en el Auditorio de Rafelbunyol (Valencia) en marzo de 2023, demuestra un sonido excelente, propio de un concierto de cámara en directo.
En las dos Sonatas de Brahms op.120 para clarinete y piano, Lluna enseña su gran talento como músico con una maestría excelente del fraseo y un virtuosismo importante. Josu de Solaun es una pareja impecable, haciendo sonar el piano con cuerpo y fuerza a la vez que con delicadeza cuando la música lo pide. Es una actuación llena de colores y contrastes por este magnífico dúo.
El punto más interesante que destaca de este álbum es la decisión de Lluna al presentar aquí una Suite creada por tres movimientos de las dos Serenatas de Brahms, op. 16 y op.11. Son obras juveniles de Brahms, siendo sus primeros intentos de escribir música sinfónica, y su carácter camerístico las hace idóneas para la adaptación a este dúo de clarinete y piano.
La partitura de la segunda Serenata de Brahms, de la cual escucharemos aquí los movimientos “Allegro moderato” y “Rondó”, fue concebida para una orquesta pequeña sin violines, en la que la responsabilidad melódica recae casi en su totalidad en las maderas. Por esta razón, esta adaptación de Lluna recoge perfectamente con su clarinete la línea melódica repartida originalmente entre flauta, oboe y clarinete.
Los minuetos del op.11 de Brahms sirven de intermedio en esta Suite creada por Lluna, siendo una selección personal del intérprete por la belleza de esta música.
La decisión de juntar en el presente álbum a estas obras de Brahms, siendo unas de sus primeras y últimas creaciones, en el caso de las Serenatas y las Sonatas respectivamente, permite al oyente recorrer toda la vida del magnífico compositor en poco más de una hora de música. De esta manera, podemos comparar el estilo del Brahms maduro de las Sonatas para clarinete y piano, sobre los sesenta años, a solo tres años de su muerte, con el del joven compositor a unos veinticinco años de edad componiendo sus primeras Serenatas.
De hecho, cuando compuso las Sonatas para clarinete, Brahms había prometido retirarse de la composición para jubilarse y dedicarse a la familia. No obstante, cuando escuchó este maravilloso instrumento de la mano de Richard Mühlfeld en el festival de Meiningen en 1891, no pudo resistirse y empezó una gran amistad con el intérprete que culminó en la composición de estas dos sonatas que le dedicó, además del Trío en La menor para clarinete, chelo y piano, Op. 114 y el Quinteto en Si menor para clarinete y cuerdas, Op. 115.
Seguramente el gran compositor se habría alegrado mucho de saber que unos 130 años después, el repertorio para su amado clarinete sigue creciendo gracias a iniciativas como esta nueva versión de la música de las Serenatas ideada por Lluna.
Katrina PenmanDoce Notas
read moreFirst Times
El pianista Josu De Solaun, único español que ha ganado el Concurso Internacional de Piano de Valencia Premio Iturbi en 2006 y el Concurso de Piano George Enescu de Bucarest en 2014, entre otros importantes premios, junto con Josep Lluís Galiana, saxofonista, compositor, escritor y editor que desarrolla una intensa actividad en la escena internacional de la libre improvisación, la creación electroacústica y el avant-garde jazz, lanzan un instintivo trabajo con temas que llevan al límite las capacidades expresivas del piano y el saxofón.
Ambos artistas llevan forjando su amistad desde hace más de veinte años, cuando Galiana programó varios conciertos a un joven De Solaun. Aunque procedentes de diferentes cosmos, aúnan sus prolijas trayectorias y presentan sinergias para compartir el resultado de este proceso creativo, esta especie de «conversación», como un juego entre dos amigos que se materializa en un fructífero, natural y desenvuelto trabajo discográfico.
La grabación se llevó a cabo en el Teatre Auditori de Catarroja (Valencia) el 20 de junio de 2021, durante una sesión de varias horas, y que tuvo como resultado veintitrés improvisaciones originales, de las cuales solo catorce vienen recogidas en este compacto. «La improvisación libre como punto de encuentro» es el título que da el crítico musical y escritor Paco Yáñez al artículo que acompaña el libreto, en él describe y analiza los temas del disco, y cuenta cómo los títulos de las piezas fueron puestos a posteriori cual pinceladas poéticas, siendo la música «primigenia y original, la que da pie al verbo».
Munch-ing, la primera de las improvisaciones, es puro grito de angustia. El saxofón de Galiana desata este aullido, naciendo un exaltado punto de encuentro para dos exploraciones que convergen desde orígenes diversos y que se convierten en toda una declaración de intenciones de lo que es el propio álbum. En esta, el piano pinta un paisaje de fondo tejiendo una inteligente red armónica, que hace que el paisaje que pinta De Solaun vaya ganando colores y peso progresivamente. Llegados a este punto de encuentro, nos topamos con Sirènes, con un carácter más luminoso y melódico, aunque insinuante y sin destino claro, como indican sus intérpretes. Su interpretación es enredadora e inquieta en cuanto a planos sonoros. Hacia el final, la rotura en los agudos del saxofón y el lóbrego descenso del piano, nos evocan a las color field paintings de Mark Rothko en lugar de al impresionista que evoca el título de la improvisación, Claude Debussy.
El álbum es una constante referencia a las artes plásticas, y es que en la tercera improvisación, Pollockiana -sugiriendo explícitamente al expresionismo abstracto-, ambos intérpretes, mediante el uso de modernos recursos - la percusión de llaves, el flujo de aire sin tono en el saxofón y la activación del cordal en el piano- nos aproximan al subterfugio de Jackson Pollock. El juego entre ambos intérpretes crea una improvisación esbelta y perspicaz. En Elegía, el saxofón hace uso de cilindros de cartón en el interior de la campana, dotándolo de una textura más ronca o rugosa. Surge así una improvisación en la que De Solaun parece buscar un timbre similar, mediante ritmos estáticos de notas severas. La lentitud en su interpretación desgarra el discurso surgido, simulando el avance de un cortejo fúnebre. Las modulaciones microtonales a manos de Galiana rematan los realces de este desconsuelo.
Llegado el turno de la sordina, en Ichi-go ichi-e, el tenor logra una sonoridad centelleante. De Solaun reacciona al recurso del saxofonista buscando otro color para darle respuesta, adoptando semejanzas con un arpa tradicional -y es que en este trabajo se aprecian aromas orientales-. En esta improvisación, como ocurre en otras, el único acuerdo es quién tocará primero…con un final que incorpora texturas metálicas y un piano encolerizado, llegamos a otros temas como Plunge, donde Galiana vuelve a hacer uso del tenor para viajar por la bóveda que De Solaun traza con gran virtuosismo.
En Amuse-bouche el saxofón tenor usa recursos como los slaps y otros efectos para conseguir transmitir ese «juego» de palpitaciones, de pulsos y señales. Junto con el golpeo del cordal del piano, se consigue un «miniaturismo ruidista y vibrátil». El uso de multifónicos del saxofón y el martellato del piano nos guía hasta Scorrevole, un solo de saxofón soprano en sordina que revierte el final de la anterior improvisación, y que despliega una progresiva materialización del sonido que culmina con un crescendo que lleva al soprano de Galiana a su evaporación.
Études de György ligeti e improvisaciones de Keith Jarrett se intuyen en Threshold, solo de piano iniciado con un contundente acorde inicial y en el que De Solaun abarca diferentes velocidades, armonías y direccionalidades. En Alleys, la fricción entre piano y saxofón da lugar a melodías que se interpelan, siguiendo con el «juego» en el que ambos intérpretes se esparcen durante todo este trabajo. Al final de esta improvisación, vemos como se trata de encontrar un punto de sincronía -para ser dos, al tiempo que uno-. Mediante la prolongación de los ecos de Threshold por parte del piano, Baciyelmo es otra buena muestra de cómo estas improvisaciones dialogan entre sí. La sonoridad metálica de las cuerdas junto con el saxofón soprano, entran de nuevo en el «juego» dialéctico. Se perciben también rasgos jazzísticos que nos conducen a Ágora, cuyo inicio está liderado por el pizzicato del piano, y en el que más tarde se incorpora Galiana con una impecable respiración circular. Es en esta improvisación donde De Solaun y Galiana interpretan los pasajes más agitados y desasosegados. De Solaun alcanza sus límites, jugando al traspaso melódico con Galiana, cuya estructura provoca reminiscencias clásicas.
Henbruix ocupa el penúltimo lugar de este magnífico trabajo que es First Times. La mezcla de melodía de intervalos paramétrica, a la que se incorpora, en frullati y armónicos, el saxofón soprano, junto con la ganancia de texturas que supone el uso de sordinas, hace que experimentemos la pura renovación del lenguaje musical. En Galdr, última improvisación de este compacto, convergen ecos del resto de piezas. Las microtonalidades, los cambios de color del saxofón soprano y la recuperación por parte del piano de un pizzicato muy pronunciado, crean el escenario perfecto para que el saxofón entone su canto prosódico hacia el éxtasis.
Este disco es la unión de dos músicos, dos almas, dos artistas, que a pesar de contar con diferentes trayectorias, conciben un punto de encuentro y muestran esa absoluta libertad creativa -tal y como subraya Galiana-, con empatía y complicidad tanto en lo sonoro como en lo personal, abriendo horizontes a futuros proyectos que seguro nos dejarán tan deslumbrados como First Times. Si una cosa nos queda clara después de la escucha atenta de este trabajo, es que seguro habrá un nuevo punto de encuentro en el que ambos artistas volverán a experimentar, vibrando y respirando juntos, creando una eufonía embriagadora.
Alba María Yago MoraCODALARIO
read moreLa improvisación puede ser musical, teatral, danzística, visual. Hay muchas variantes creativas en marcha. Soy muy aficionado a la primera y la tercera – danza-. La primera la practico todo lo que puedo con la guitarra.
Vuelvo a aclarar: la improvisación es una herramienta “sónica”, musical por tanto. La utilizan muchos estilos: el Jazz de forma profusa, el estilo barroco, la música contemporánea, el rock, el “noise” sea electrónico o no, pero en los últimos años se está definiendo como un gran estilo en sí misma. Tiene sus reglas y acuerdos que conocen/comparten los intérpretes, pero nadie conoce de antemano el resultado final, ellos tampoco.
En el disco que nos ocupa se juntan dos de la media docena de grandes “improvisadores” de la Península Ibérica, hayles también en Portugal. Josu de Solaun, un gran intérprete de música clásica (ver https://www.docenotas.com/162973/canon-musical-europeo/ en estas páginas) y gran solista de piano con base en la improvisación (https://www.docenotas.com/160521/descenso-sin-paracaidas/- también en estas páginas) y juzguen.
El segundo es Josep Lluís Galiana, improvisador y animador de la escena musical de vanguardia en Valencia y en el resto de la península. Editor de Liquen Records y EdictOralia . Lean de nuevo https://www.docenotas.com/156028/mineria-sonora/.
A veces se parte de una anotación escrita o simplemente visual entre ellos y dejan evolucionar la “pieza”, no es el caso, nuestros interpretes se lanzan a la improvisación sin red, sin ningún acuerdo aunque sea subliminal. Llegan a un resultado determinado que, como todo, se agota. Usan la creación instantánea con su instrumento y las particularidades sónicas que encuentren (piano preparado, golpes en las zapatas y registros de los saxos, saturaciones de sonido en ambos casos) para crear atmósfera musicales indeterminadas de antemano.
En manos de intérpretes inexpertos el experimento es peligroso, pero en manos de grandes instrumentistas el experimento es gozoso en lo musical y en directo en lo visual (gestual, movimientos, puesta en escena) y el resultado concreto son catorce piezas de una gran intensidad, variedad y talento creativo-interpretativo. Algunas nos acercan al noise directamente, otras al jazz más free o a la improvisación rock-blues cuasi-hendrixiana.
Siento sana envidia por los posibles espectadores de esta grabación en el Teatre Auditori de Catarroja Francisco Chirivella el pasado 20 de junio de 2021, justo cuando empezábamos a despertar de la pandemia-siesta en que nos sumió el virus.
Piano solo, saxos solo o la suma de los dos instrumentos se valen para componer piezas que llevarían años de idear y meses ensayos para conseguir resultados y dinámicas de sonido similares, y dudo que se pudiera alcanzar la misma intensidad y organicidad.
Muchas y muy poliédricas escuchas son posibles en estos días de calima extrema.
Como con algunos de los discos de esta serie: ¡se hace historia!.
Lo mejor es callarse, escuchar…y dejar que se organicen los sonidos en nuestra mente.
Magnífica edición y presentación, con un trabajo visual de Alexis Moya y notas de Paco Yáñez.
Pedidos a liquenrecords.com y a “viajar”.
Miguel Ángel Pérez MartínDoce Notas
read moreREVIEWS
"Continuing the theme of the Monterey Symphony’s present season — “Concert Grand” — a season that includes in each concert a piano concerto soloist, we had the pleasure of hearing pianist Josu de Solaun returning to perform for us for the third time. Joining Conductor Max Bragado-Darman and the Monterey Symphony musicians, Solaun was soloist in a rarely heard concerto, the Concerto No. in F Major, Op. 103 by Camille Saint-Saëns.
Composed in Luxor during one of Saint-Saëns’ many visits to Egypt and exploiting his use of melodic elements of the harmonic minor scale, this concerto been called the “Egyptian,” and this name is quite appropriate. The first two movements have a hint of things mysterious and exotic, and Solaun produced gorgeous sounding passages and phrases in which he brought out the best qualities of the Monterey Symphony’s Hamburg Steinway. The final movement is a virtuosic, kaleidoscopic toccata that requires fingers of steel and tight control to keep it from running away with itself. Solaun faced off the challenge and succeeded in bringing the concerto to a wildly successful conclusion. The audience acclaim was so enthusiastic he was recalled to perform one encore — one of Debussy’s Preludes, Ondine, which Solaun informed us from the stage continued the ambience of French music heard previously in the Saint-Saëns Concerto. He also added that Ondine depicted a playful and malicious water sprite. In this brief little piece, Solaun demonstrated his absolute and magical control of subtle sonorities and tonal colors. It was gorgeous playing."
Lynn BronsonPENINSULA REVIEWS"Solaun rebasó las más optimistas especulaciones y bordó una versión sencillamente excepcional [del Segundo Concierto Op. 16 de Prokofiev]. Apoyado en un pianismo poderoso, sabio, de exquisita factura y grandiosa musicalidad, protagonizó una versión de referencia de la vanguardista obra maestra. Después de esta interpretación memorable, hay que afirmar sin tapujos ni más rodeos que estamos ante uno de los más interesantes y prometedores valores del teclado contemporáneo.
Pocos pianistas del circuito internacional existen tan capacitados para abordar este desafío [el Segundo Concierto Op. 16 de Prokofiev] como De Solaun, dominador de una resplandeciente técnica de intenso calado dramático, en la que asoman con fuerza el origen soviético de su depurada escuela pianística –Horacio Gutiérrez, cubano formado en Moscú; Nina Svetlanova, alumna de Heinrich Neuhaus- y una cultura pianística, una capacidad de trabajo y un talento natural absolutamente excepcionales.
Fue así una versión de intenso fundamento pianístico, como exige el tremendo caballo de batalla que supone afrontar en una sala de conciertos una obra de semejante dificultad, y que alcanzó su paroxismo en la imponente cadencia del primer movimiento, la más extensa y quizá también compleja de todo el repertorio pianístico. Josu de Solaun la afrontó con la naturalidad, fortaleza, poderío, opulencia sonora y sentido expresivo que iluminó toda su actuación. El público -que no es sordo a pesar de tanta tos y tanto aplauso a destiempo- captó de inmediato el prodigio que se produjo en el escenario, al que en absoluto fue ajeno el atento e involucrado acompañamiento brindado por Ramón Tebar y los profesores de la OV. La ovación al pianistazo fue clamorosa, propia de las grandes ocasiones, y posibilitó la audición, ya fuera de programa, de una tiernísima y coloreada versión de La Maja y el ruiseñor de Granados que llevó al límite las dinámicas más tenues y sutiles del piano. Fue el anticlímax perfecto al intenso fuego prokofieviano, y preludio de la segunda propina, una Ondine cargada de reflejos y transparencias que remitía al más puro Debussy. ¡Inolvidable! "
Justo RomeroLevante - EMV"De Solaun lets expression lead at all times, no matter how intense the virtuosity. There’s a bouncy vitality to his playing, a warm and intimate approach to phrasing and a beautifully mellow tone. "
Jessica DuchenBBC Music Magazine"De Solaun is a pianist that displays sensitivity, finely measured power and sterling interpretations. [...] electric virtuosity, exquisite pedaling, a gorgeous tone, and a lacelike refined touch."
Monterey Herald"In Rachmaninov's 3rd Piano Concerto, there was never any doubt about De Solaun’s technical mastery and he dazzled us with a ferocious last movement, the conclusion of which brought members of the audience to their feet in a frenzy of excited applause."
Lyn BronsonPeninsula Reviews"Josu De Solaun, the Spanish sensation"
NAXOS RECORDS"A brilliant and sophisticated musician. [...] Exceptional pedaling and refined touch. [...] An ardent, beautifully crafted rendition. [...] De Solaun's piano playing reflects an individual voice without ever losing respect for the score. His performances exude passion and confidence. "
Inesa GegpriftiSouth Florida Classical Reviews"A story about the forgotten beauty of another world, spoken in almost contemporary key, with classical sparkles, was brought to us by Josu de Solaun from Spain in his vision on the Concerto in B Flat Minor by Tchaikovsky. [...] With depths and refinements where you would not have expected to hear an inner voice supporting a melody, in the polyphonies which he proved to have been in love with ever since we listened to the Enescu Sonata, during the semi-finals, or with aplomb and nerve in the rapid sections of the concerto. In a exceptional concerto, Josu de Solaun can be, at the same time, classical and romantic and contemporary. His mode of thinking is mature, everything is claimed, owned."
Sabina UlubeanuGeorge Enescu Festival News"De Solaun brings a clear authority to the music, which he plays with unassuming sensitivity."
Graham LockInternational Piano Magazine"The afternoon continued with Sergei Rachmaninoff’s Third Piano Concerto. This is a piece widely known as one of the greatest piano concertos, not only for its virtuoso demands on the pianist, but also for the emotional depth of its romantic themes. Pianist Josu De Solaun, the soloist in this performance, who, though only 29, is an internationally acclaimed pianist who has already performed in many of the great concert halls in the world. After Solaun walked out on stage, the familiar opening theme of the first movement swept over the hall. Solaun complemented the serene opening with a hint of the colors he would coax from the piano that afternoon. The concerto drove on, and at each break in the orchestra, Solaun was prepared with another feat of virtuosity, his fingers dancing up and down the keyboard. Before anyone knew it, the piece came to its momentous closing, and Solaun jumped from the bench to embrace Bragado before turning to the wildly applauding and cheering audience. Solaun’s performance closed an afternoon that will not quickly be forgotten."
Brian BekkerPeninsula Reviews"[...] el dominio técnico de De Solaun, pero también su familiaridad y empatía con estos pentagramas, las mismas que le permiten ir más allá de las notas para jugar con ellas e insuflarles esa vida que tienen las auténticas interpretaciones... [...]"
Juan Carlos MorenoRITMO"El único artista del mundo que ha grabado la obra completa para piano solo del compositor rumano. Su soberbia interpretación hace de esta grabación una referencia y le avala como uno de los más grandes pianistas de nuestro país."
Nuria Blanco AlvarezCODALARIO"De Solaun brachte für diese vielschichtige Konzertsonate alle wesentlichen Qualitäten mit: eine verlässliche Fingertechnik von hoher Antrittsschnelligkeit, poetischen Klangsinn und mentalen Überblick. [...] Sein Chopin-Nocturne erhielt unter seinen Händen noble Klangkultur, melodisches Strömen und reiche Nebenstimmen-Belebung. Auch die 4. Ballade f-moll op. 52 verriet einen Pianisten, der selbst in der horrend schwierigen Coda keine technischen Rücksichten nehmen muss, außerdem einen Musiker, der seine glänzenden Fähigkeiten ganz in den Dienst des Werkes stellt. "
Nikolaus FreyFuldaer Zeitung"Sein Vortrag von Chopins Nocturne ließ einen Musiker erkennen, der eine kantable Oberstimme farblich stark von den harmonischen Stimmführungen abzusetzen weiß und die Schönheit poetischen Klavierspiels mit grosser Ruhe entwickelt. Dass ihm auch das virtuose Element zu Gebote steht, bewies er in der bravourösen Coda des Impromptu Fis- Dur op. 36. Mit dem Chopin Rondo op. 16 zeigte der Spanier De Solaun ein kapriziöses Klavierspiel von gauklerischer Leichtigkeit, sprühender Funken und charmantem Übermut."
Nikolaus FreyFuldaer Zeitung"Estamos, no sólo ante la primera grabación de la obra completa para piano solo de George Enescu –lo que ya le da un rango de importancia histórica–, sino ante versiones de referencia, de un pianista español que ha entrado en el contexto internacional como un auténtico aldabonazo que, más pronto que tarde, le pondrá al lado de los más importantes pianistas del presente."
Aurelio Martinez SecoCODALARIO"Amprentând profund tot ceea ce interpretează, Josu de Solaun s-a dovedit a fi un artist al stărilor extreme, întregul său demers interpretativ remarcându- se printr-o poeticitate de rară intensitate, o plajă dinamică de o capacitate impresionantă şi o fluiditate continuă (pauzele dintre piesele aceluiaşi ciclu – ca în cazul dansurilor schumanniene ori al intermezzo-urilor brahmsiene – şi chiar dintre lucrări diferite rezumându- se doar la nivelul unor scurte respiraţii). Menţinându-şi exprimarea într-un flux tensional aproape neîntrerupt, pianistul şi-a asumat, curajos, concepţia unitară asupra amplului său recital, privit ca un scenariu populat de personaje stilistice diferite, fiecare dintre ele urmându- şi traseul unic într-un ansamblu de intenţii polifuncţionale."
Loredana BaltazarACTUALITATEA MUZICALA - October 2016"Estamos ante una grabación de importancia histórica -es la primera-, que además ha sido realizada para Naxos (Grand Piano) por uno de los más prestigiosos y brillantes pianistas españoles de la actualidad. De Solaun dejará mella en la música española, sin duda, como un artista especialmente valioso al que cuesta entender, en el que cuesta adentrarse por la intensidad y profundidad de su mensaje personal y artístico. Ha sucedido con muchos de nuestros más valiosos intérpretes y todo apunta a que este pianista, afincado en EEUU desde hace años, anotará su nombre con letras de oro en nuestros libros. Ya lo ha hecho con estos tres volúmenes pianísticos dedicados a la obra completa de Enescu. Un trabajo ímprobo del que sólo cabe hablar desde la admiración. "
Aurelio Martinez SecoCODALARIO"... Artistul şi-a început recitalul de la Ateneul Român cu Arabesca op. 18 de Schumann, ca o fulgurantă cortină sonoră pentru discursul muzical proiectat. Miniatura schumanniană a creat o atmosferă de intimitate poe- tică, menţinută pe întregul parcurs al serii. [...] Solistul a trecut cu mobilitate expresivă demnă de remarcat de la dramatism la inti- mitatea dialogului poetic, de la implicarea pasionată la extazul liric, la comunicarea stării de însingurare, culminând cu izbucnirea de dispe- rare a eroului îndrăgostit spre finalul ciclului. [...] solistul ne-a indus permanent ideea că îşi cântăsieşi, fiind cucerit integral de fericirea creaţiei muzicale instantanee [...]. Programul s-a încheiat, cu preludiile Ondine şi Feux d’artifices de Claude Debussy, impresionând audienţa prin farmecul nuanţelor şi culorilor infinitezimale, cu spiritul ludic ingenuu şi totodată atent elaborat..."
Lavinia ComanACTUALITATEA MUZICALA - January 2016"O altă reuşită notabilă am urmărit în programul lui Josu De Solaun, care a conferit dramatism şi poezie celor şase piese op. 118 de Joh. Brahms, într-un montaj de o emoţionantă autenticitate. [...] Atât de puternică era această exuberanţă în cântat, încât simţeai cum artistul se topeşte de fericire şi cum te ia pe sus în lumea lui plină de frumuseţe. [...] a electrizat auditoriul numeros de la Ateneul Român"
Lavinia ComanADEVARUL - September 2014"Virtuosismo superlativo, lleno de matices"
EL MUNDO"[...] éloquence et poésie, virtuosité et sens de la suggestion, maîtrise de la forme... [...]"
Jean-Charles HoffeleARTAMAG'"[...] Posesor al unei tehnici virtuoze, pianistul spaniol Josu de Solaun [...]"
Despina Petecel-TheodoruACTUALITATEA MUZICALA - April 2017"...Josu de Solaun a reuşit să pătrundă în culisele acestei muzici feerice şi stranii, cu patos, cu voluptate, cu încântare, armonizându-şi anvergura temperamentală cu bogăţia, varietatea şi frumuseţea ei intrinseci. [...] spiritul pasionat [...] cântând într-o stare de totală extrovertire, cu anvergură concertistică..."
Despina Petecel-TheodoruACTUALITATEA MUZICALA - February 2017"[...] transparenţa momentelor de cantilenă nocturnă au condus ascultătorii în atmosfera onirică creată cu măiestrie de solistul magician... [...]"
Sanda Hirlav MaistoroviciACTUALITATEA MUZICALA - December 2017"[...] un pianista de formidables cualidades: técnica refinada, claro en los planteamientos musicales, expresivo hasta en los más pequeños detalles."
Juan Miguel Moreno CalderonDiario de Cordoba"El refinamiento estilístico y armónico de Chopin se hizo presente en la interpretación de su Concierto para piano y orquesta N° 2, teniendo como invitado al pianista valenciano Josu de Solaun, primer español en ganar el Concurso Internacional de Piano José Iturbi de Valencia 2006 y cuyo instrumento fue una fuente constante de afable sonoridad y musicalidad en el “Maestoso”, primer movimiento en el que la sutil lectura de Bragado-Darman logró que las cuerdas de los violines literalmente acariciaran por momentos cada nota con emotiva suavidad. En el “Larghetto” no cesó la intimidad del piano ni el sentimentalismo de la orquesta, y en el “Allegre vivace” final de Solaun ofreció una interpretación dinámica, habilidosa e incesante."
Ramon JacquesTIEMPO DE MUSICA"Rares sont les interpretes, comme De Solaun, qui restituent les mouvements d’ensemble avec une telle clarté, sans se perdre dans l’eparpillement virtuose."
Stephane FriederichPIANISTE"Delicado y exquisito solista"
Miguel Angel NepomucenoDiario de Leon"Una interpretación trepidante, electrizante, luminosa y esplendorosa. Su manera de aproximar el dedo a la tecla, descubriendo el sonido que esconde cada cuerda, los desarrolló con tan alto nivel de refinamiento que transportaba al oyente a una subyugante atmósfera musical de mágico efecto."
Jose Antonio CantonSCHERZO"Un program cu totul captivant a adus pianistul spaniol Josu de Solaun, câştigător, şi domnia sa, al precedentei ediţii a Concursului enescian. Dispune de o imaginaţie artistică ce operează realmente constructiv la nivelul unor zone stilistice distincte cum este muzica germană romantică de la Schumann şi Brahms la Wagner, dar şi în creaţia lui Fredric Chopin."
Dumitru AvakianACTUALITATEZA MUZICALA - October 2016"...un músico sorprendente al que habrá que seguir con atención, ya que probablemente estemos ante uno de los pianistas más dignos de ser escuchados del actual panorama internacional..."
Francisco Jaime PantinCODALARIO"[...] dio muestras de una exquisita musicalidad en la articulación melódica, por ejemplo, en el tema principal del último movimiento."
Cesar RusLas Provincias"[...] resultaron encomiables la fuerza, el poderío y la asunción del discurso vanguardista que tanto escándalo causó en su día. [...] Solaun aprovechó el carácter de este movimiento para demostrar que, si conviene, puede tocar también con suavidad y delicadeza, como haría después en las propinas. Y, también cuando convino, tuvo músculo, mucho músculo. [...] El piano, después, siguió superando dificultades en ataques, saltos, ritmo y potencia. Pero nunca como alarde gratuito, sino ateniéndose a una abrumadora lógica musical."
Rosa SoláValencia Plaza" De Solaun supo traducir el exigente virtuosismo demandado y el encantador lirismo contenido en la forma sonata, subrayando el carácter “internacional” de la partitura"
Joaquín Piñeiro BlancaLa Voz Del Sur"Si su versión de las obras de Debussy dejó boquiabierto al respetable, la interpretación que hizo de Los Paisajes de Mompou mereció de por sí sola el haber asistido al concierto."
Jesus Sanchez-FerragutDiario De Jerez"El segon dels concerts per a piano de Prokofiev és un dels difícils cavalls de batalla del repertori i per abordar-ho fa falta un pianista amb agalles, temperament i tècnica excepcional. Josu de Solaun té aquests valors a les seues mans i en el seu ideari i va oferir una versió tan impetuosa com ben quallada [...] Un excepcional intèrpret amb una intenció pròpia [...]"
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"De Solaun lets expression lead at all times, no matter how intense the virtuosity. There’s a bouncy vitality to his playing, a warm and intimate approach to phrasing and a beautifully mellow tone. "
Jessica DuchenBBC MUSIC MAGAZINE"[...] éloquence et poésie, virtuosité et sens de la suggestion, maîtrise de la forme... [...]"
Jean-Charles HoffeleARTAMAG"De Solaun is a pianist that displays sensitivity, finely measured power and sterling interpretations. [...] electric virtuosity, exquisite pedaling, a gorgeous tone, and a lacelike refined touch."
MONTEREY HERALD"Delicado y exquisito solista"
Miguel Angel NepomucenoDiario de Leon"Rares sont les interpretes, comme De Solaun, qui restituent les mouvements d’ensemble avec une telle clarté, sans se perdre dans l’eparpillement virtuose."
Stephane FriederichPIANISTE"De Solaun brings a clear authority to the music, which he plays with unassuming sensitivity."
Graham LockInternational Piano Magazine"Una interpretación trepidante, electrizante, luminosa y esplendorosa. Su manera de aproximar el dedo a la tecla, descubriendo el sonido que esconde cada cuerda, los desarrolló con tan alto nivel de refinamiento que transportaba al oyente a una subyugante atmósfera musical de mágico efecto."
Jose Antonio CantonSCHERZO"[...] un pianista de formidables cualidades: técnica refinada, claro en los planteamientos musicales, expresivo hasta en los más pequeños detalles."
Juan Miguel Moreno CalderonDiario Cordoba"[...] el dominio técnico de De Solaun, pero también su familiaridad y empatía con estos pentagramas, las mismas que le permiten ir más allá de las notas para jugar con ellas e insuflarles esa vida que tienen las auténticas interpretaciones... [...]"
Juan Carlos MorenoRITMO"De Solaun brachte für diese vielschichtige Konzertsonate alle wesentlichen Qualitäten mit: eine verlässliche Fingertechnik von hoher Antrittsschnelligkeit, poetischen Klangsinn und mentalen Überblick. [...] Sein Chopin-Nocturne erhielt unter seinen Händen noble Klangkultur, melodisches Strömen und reiche Nebenstimmen-Belebung. Auch die 4. Ballade f-moll op. 52 verriet einen Pianisten, der selbst in der horrend schwierigen Coda keine technischen Rücksichten nehmen muss, außerdem einen Musiker, der seine glänzenden Fähigkeiten ganz in den Dienst des Werkes stellt. "
Nikolaus FreyFuldaer Zeitung"...virtuosismo superlativo..."
EL MUNDO"A brilliant and sophisticated musician. [...] Exceptional pedaling and refined touch. [...] An ardent, beautifully crafted rendition. [...] De Solaun's piano playing reflects an individual voice without ever losing respect for the score. His performances exude passion and confidence. "
Inesa GegpriftiSouth Florida Classical Review"In Rachmaninov's 3rd Piano Concerto, there was never any doubt about De Solaun’s technical mastery and he dazzled us with a ferocious last movement, the conclusion of which brought members of the audience to their feet in a frenzy of excited applause."
Lyn BronsonPeninsula Reviews"...stunningly played..."
Stephen EstepThe Absolute Sound"Josu De Solaun, the Spanish sensation"
Grand Piano Records/NAXOS Records"Sein Vortrag von Chopins Nocturne ließ einen Musiker erkennen, der eine kantable Oberstimme farblich stark von den harmonischen Stimmführungen abzusetzen weiß und die Schönheit poetischen Klavierspiels mit grosser Ruhe entwickelt. Dass ihm auch das virtuose Element zu Gebote steht, bewies er in der bravourösen Coda des Impromptu Fis- Dur op. 36. Mit dem Chopin Rondo op. 16 zeigte der Spanier De Solaun ein kapriziöses Klavierspiel von gauklerischer Leichtigkeit, sprühender Funken und charmantem Übermut."
Nikolaus FreyFuldaer Zeitung